Ishiba, el líder "honesto" que busca nuevas alianzas tras una catástrofe electoral

Ishiba enfrenta un escenario complicado tras la pérdida de la mayoría absoluta en el PLD; busca aliados estratégicos mientras aborda desafíos como la inflación, el estancamiento y la defensa nacional

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Tokio, 28 oct (EFE).- El actual primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, fue elegido hace un mes en las primarias del Partido Liberal Democrático (PLD) para mantenerse en el poder, pero unas pésimas elecciones le han costado la mayoría absoluta. Ahora, buscará nuevos aliados para intentar continuar en el gobierno.

Con fama de político honesto, Ishiba asumió el cargo de primer ministro de Japón el 1 de octubre y convocó elecciones anticipadas para el pasado domingo, una decisión con la que esperaba asegurar de nuevo el dominio de la formación que desde 1955 ha gobernado casi de manera ininterrumpida.

Sin embargo, el descontento de la población por la inflación y el estancamiento económico y los escándalos de fondos ilícitos derivaron en una significativa derrota electoral al no lograr el PLD y su socio, el budista Komeito, mantener la mayoría parlamentaria.

A pesar de estos resultados desfavorables, el político de 67 años sigue por ahora al frente del partido y buscará una coalición con más fuerzas que el Komeito, algo que se verá dificultado por la débil posición en la que ha quedado en su formación, según los analistas.

Ishiba está siguiendo el camino de su predecesor, Fumio Kishida, tanto en política económica como en diplomacia. Su antecesor dimitió para convocar elecciones internas tras los casos de fondos ilícitos que salpicaron a su gabinete y provocaron la desconfianza de la población.

Los sondeos ya vaticinaban un serio correctivo al PLD por parte de los votantes, que no parecen haber comprado el discurso de transparencia y reformismo con el que Ishiba se hizo con las riendas de su formación.

Las elecciones también han revelado divisiones internas complicadas de gestionar para esta fuerza, y relacionadas con la decisión de Ishiba de excluir de las listas del PLD a parlamentarios involucrados en los cobros irregulares, pese a que al mismo tiempo se les prestó apoyo financiero para los comicios.

El mandatario representa un perfil más rupturista con el ala conservadora de su partido y un distanciamiento con la omnipresente figura del ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, y que fue uno de los principales rivales políticos de Ishiba durante toda su trayectoria.

Antes de comenzar en su mandato como líder de la formación conservadora, Ishiba fue favorable a nuevas medidas sociales como el matrimonio entre personas del mismo sexo y definió la baja natalidad y despoblación que vive el país como "una emergencia silenciosa" asegurando que buscaría vías de respaldo a la maternidad.

Ishiba busca revitalizar las zonas despobladas de Japón afectadas por el envejecimiento demográfico, al mismo tiempo que promueve energías renovables y una transición ecológica, manteniendo el uso de plantas nucleares reactivadas tras el apagón de Fukushima en 2011.

Su experiencia y conocimientos amplios en asuntos de defensa y exteriores -se le suele aplicar el término japonés de 'otaku' (entusiasta o aficionado) de esos temas- es considerada una de sus mayores fortalezas, junto a su cercanía y aura de político sencillo.

Durante los debates de campaña para las primarias, Ishiba situó a la cabeza de sus prioridades hacer frente a la compleja situación de seguridad de Japón ante el auge militar de China, la guerra de Ucrania o los desarrollos armamentísticos de Pionyang.

Ishiba ha presentado algunas de las propuestas más llamativas en este sentido, entre ellas revisar el acuerdo de seguridad con Estados Unidos para hacerlo más equitativo y "mejorar la situación de seguridad regional", o impulsar una OTAN asiática, aunque se ha mostrado muy esquivo sobre estos temas durante la campaña. EFE

(foto)

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