El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha alertado este lunes de las variadas "pesadillas" a las que tienen que hacer frente millones de personas en Sudán, a medida que continúa un conflicto interno que ha provocado la mayor crisis mundial de desplazamientos y centenares de hambrientos.
Guterres ha puesto el foco en la grave crisis humanitaria que ha provocado un conflicto que se prolonga ya durante dieciocho meses, desde que estallaron los "brutales combates", ha subrayado, entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que descarrilaron el proceso de transición tras el derrocamiento en 2019 del presidente Omar Hasán al Bashi.
"El sufrimiento aumenta día a día y casi 25 millones de personas necesitan ayuda", ha manifestado Guterres ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, desde donde ha vuelto a enumerar la serie de "pesadillas" que padecen los sudaneses: desplazamientos, violencia sexual, hambre, enfermedades y clima extremo.
Así, ha relatado que se trata ya de "la mayor crisis de desplazados del mundo, con más de 11 millones de personas huyendo desde abril del año pasado, incluidos casi 3 millones que han cruzado a países vecinos".
Guterres ha denunciado que más de 750.000 personas se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria catastrófica, especialmente en aquellas zonas en las que se acumulan los desplazados, que a su vez se enfrentan a enfermedades por la falta de salubridad, como el cólera, la malaria, el dengue, el sarampión y la rubéola.
Por otro lado, a las consecuencias de los combates se suman a las de un "clima extremo", con casi 600.000 personas afectadas por fuertes lluvias e inundaciones este verano. Asmismo, ha añadido que "Sudán se está convirtiendo, una vez más, rápidamente en una pesadilla de violencia étnica masiva".
Guterres ha condicionado el éxito de cualquier iniciativa al compromiso real por las partes en conflicto a pactar un alto el fuego. En cambio, ha lamentado, están intensificando los ataques, al amparo de una potencias extranjeras que "están echando más leña al fuego".
Este conflicto, ha aventurado Guterres, puede ser la antesala de una mayor crisis a todos los niveles, dibujando un mapa de la inestabilidad que se extiende desde el Sahel hasta el Cuerno de África y el mar Rojo.
Además de un alto el fuego a todos los niveles y pausas humanitarias, Guterres ha instado a la comunidad internacional a que intensifique la diplomacia, las operaciones con organizaciones regionales y sobre todo que no cesen los fondos económicos para poder poner en marcha programas y distribuir ayuda humanitaria.
"Nuestro llamamiento humanitario de 2.700 millones de dólares está financiado sólo en un 56 por ciento, y el nivel de financiación para el plan regional de respuesta a los refugiados es aún más insuficiente", ha dicho.
FUERZA DE NACIONES UNIDAS SOBRE EL TERRENO
Guterres ha puesto también el foco en la protección de la población civil, así como en las denuncias de ataques tanto de las RSF como de las Fuerzas Armadas Sudanesas. "Los autores de violaciones graves contra el Derecho Internacional Humanitario deben rendir cuentas", ha reclamado.
Al mismo tiempo, se ha hecho eco de las demandas de una parte de la sociedad civil sudanesa, que piden "algún tipo de fuerza imparcial, para proteger a los civiles", lo que refleja, ha insistido, en "la gravedad y urgencia de la situación a la que tienen que hacer frente la población civil en el país".
Sin embargo, Guterres ha reconocido que "en la actualidad no existen las condiciones para el despliegue exitoso de tropas de Naciones Unidas", pero la organización está dispuesta a trabajar en alternativas operacionales que "puedan contribuir significativamente a la reducción de la violencia".