El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, ha hecho este lunes un llamamiento a la unidad dentro de su formación, el Partido Liberal Democrático (PLD), tras el duro batacazo sufrido en las elecciones anticipadas celebradas el domingo y que han llevado al partido a perder la mayoría parlamentaria al obtener los peores resultados en los últimos quince años.
A pesar de que el PLD se ha vuelto a hacer con la victoria en los comicios, ahora cuenta con 191 escaños frente a los 259 que tenía previamente en la Cámara Baja, una cifra que choca con los apoyos recabados por su principal opositor, el Partido Democrático Constitucional de Japón. Con Yoshihiko Noda al frente, la formación se ha hecho con 148 escaños, 52 más que en la legislatura anterior.
"En las elecciones a la Cámara de Representantes, el PLD ha sido juzgado con extrema dureza por la gente. (...) Consideramos que este duro resultado es una fuerte crítica a la postura reformista del partido. Impulsaré reformas estrictas dentro del mismo, especialmente en lo que respecta a la política y el dinero", ha declarado Ishiba durante una rueda de prensa tras anunciarse los resultados y habida cuenta de la polémica desatada durante el último año por las diferencias internas y los escándalos de corrupción.
Al ser preguntado sobre la posible asunción de responsabilidades, ha sostenido que analizará "inmediatamente las causas" de la pérdida de estos apoyos y ha prometido que tomará medidas "en los puntos que necesitan ser cambiados". En este sentido, ha descartado dimitir, argumentando que no se puede permitir que la política nacional se estanque "ni siquiera por un momento".
"Cumpliré con mis responsabilidades abordando los graves desafíos actuales y protegiendo la vidas de la gente y de Japón, respondiendo al mismo tiempo a la crítica del público de manera digna y apropiada", ha expresado el jefe de Gobierno.
Los resultados de las elecciones, que suponen la pérdida de la mayoría para la coalición formada por el PLD y el partido Komeito --este último ha perdido ocho escaños--, muestran el fracaso de la estrategia del partido gubernamental para limpiar su imagen a causa de las corruptelas.
La llegada de Ishiba al cargo, en un inicio positiva, se ha transformado rápidamente en una cuestión negativa para el PLD, que en lugar de asegurarse un mandato con un respaldo holgado en el Parlamento se encuentra ahora encabezado por un primer ministro que tendrá que luchar para ganarse la aprobación del pueblo nipón.
Durante los próximos días, el mandatario tendrá que hacer frente a una creciente presión, especialmente por parte de la propia formación, a pesar de que por el momento ha abogado por mantener el Gabinete sin cambios.
CONVERSACIONES SOBRE LA CONTINUIDAD DEL GABINETE
La formación ha puesto en marcha negociaciones para abordar la continuidad del Gobierno de Ishiba, que lleva en el cargo desde el 1 de octubre, después de que fuera elegido por para encabezar el partido tras la dimisión de Fumio Kishida, que registraba unos niveles de aprobación mínimos como consecuencia de una serie de escándalos de financiación que salpican a varios altos cargos.
No obstante, el jefe de estrategia electoral del PLD, Shinjiro Koizumi, ha presentado ya su dimisión argumentado que quiere asumir la responsabilidad del resultado electoral. "Es natural que el presidente del comité electoral asuma toda la responsabilidad por los resultados de las elecciones", ha dicho en declaraciones recogidas por la cadena de televisión pública NHK.
Acaba así un proceso electoral con el que el PLD aspiraba a recibir el respaldo de la ciudadanía y asentarse en el cargo apenas un mes después de que el que Ishiba se impusiera en las primarias del partido.