La desaceleración de la corriente océanica que transporta el calor desde los trópicos a latitudes más altas podría reducir el calentamiento previsto en el Ártico hasta en 2 grados a fin de siglo.
Así lo sugiere un estudio, publicado en PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), que examinó los efectos que la desaceleración de la circulación de vuelco meridional del Atlántico , o AMOC, puede tener sobre el clima en el Ártico, que se está calentando a un ritmo tres o cuatro veces superior al promedio mundial.
Durante años, los científicos han advertido de que el calentamiento descontrolado del Ártico podría tener consecuencias devastadoras, amenazando la vida silvestre y marcando el comienzo de una era de fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos. En medio de las preocupaciones por este tipo de resultados, un estudio dirigido por la Universidad de California Riverside ofrece un alivio limitado.
Aunque se prevé que las temperaturas en el Ártico aumenten en 10 grados Celsius para finales de siglo, el estudio muestra que cuando se tiene en cuenta la desaceleración de la corriente AMOC, las temperaturas del Ártico solo aumentarán en 8 grados Celsius.
"El AMOC es un componente crítico de nuestro sistema climático porque mueve el calor alrededor del planeta", dijo en un comunicado Yu-Chi Lee, estudiante de posgrado de la UCR en Ciencias de la Tierra y Planetarias y primer autor del estudio. "Descubrimos que su debilitamiento reduce la cantidad de calor que llega al Ártico, lo que ralentiza el ritmo de calentamiento".
A pesar de este beneficio potencial, el estudio destaca las preocupaciones actuales para los ecosistemas del Ártico. A medida que el hielo marino se derrite, los osos polares enfrentan la pérdida de hábitat, lo que podría dificultarles cazar y sobrevivir. Además, a medida que el hielo desaparece, quedan expuestas aguas abiertas más oscuras, que absorben más luz solar y aceleran aún más el calentamiento a través de un proceso llamado efecto albedo.
Si bien la desaceleración puede reducir ligeramente el calentamiento del Ártico, los investigadores advierten que puede causar otras alteraciones climáticas. Una de las más preocupantes es un posible cambio en la Zona de Convergencia Intertropical, un cinturón de lluvias tropicales. Si este cinturón de lluvias se mueve hacia el sur, las regiones que dependen de sus precipitaciones podrían experimentar sequías más frecuentes, lo que afectaría la agricultura y el suministro de agua.
También hay conceptos erróneos sobre la conexión entre el hielo marino y el aumento del nivel del mar. El derretimiento del hielo marino no provoca directamente un aumento del nivel del mar porque el hielo ya está en el agua, de forma similar a cómo el derretimiento de los cubitos de hielo en un vaso no hace que éste se desborde. Sin embargo, el hielo terrestre, como los glaciares, y la expansión del agua a medida que se calienta, sí contribuyen al aumento del nivel del mar. La desaceleración de la AMOC no es un factor importante en el aumento del nivel del mar, pero trae otros cambios significativos al sistema climático.
Wei Liu, profesor asociado de cambio climático de la UC Riverside y coautor del artículo, destacó la complejidad del papel de la AMOC en el clima global. "La desaceleración de la AMOC puede ofrecer un alivio temporal en el Ártico, pero no es una simple historia de buenas noticias", dijo Liu. "El impacto general en los ecosistemas y los patrones climáticos, tanto en el Ártico como a nivel mundial, aún podría ser grave".
El equipo de investigación utilizó un modelo climático acoplado, que integra las interacciones entre el océano, la atmósfera, la tierra y el hielo marino. Los investigadores aislaron el efecto de la AMOC ejecutando dos simulaciones: una que permitió que la AMOC se desacelerara bajo la influencia del aumento de los gases de efecto invernadero, y otra que mantuvo artificialmente su fuerza extrayendo agua dulce del Atlántico Norte para aumentar la salinidad.
"Nuestras simulaciones nos permitieron ver claramente cuánto del calentamiento futuro del Ártico está vinculado a la desaceleración de la AMOC", dijo Lee. "Aunque la desaceleración reduce el calentamiento en un par de grados, los efectos generales sobre los ecosistemas del Ártico y el sistema climático global siguen siendo graves".
Lee también enfatizó que la desaceleración comenzó relativamente recientemente, y todavía hay debate entre los científicos sobre cuánto tiempo ha estado sucediendo y si continuará.
"Las observaciones directas in situ de la fuerza de la AMOC comenzaron alrededor de 2004, por lo que es un período de tiempo relativamente corto del cual sacar conclusiones a largo plazo", dijo. "Pero hay estudios que sugieren que podría colapsar a fines de este siglo, lo que tendría enormes implicaciones".
De cara al futuro, Lee sigue centrada en el panorama general. "Si bien la desaceleración de la circulación oceánica puede brindar algunos beneficios a corto plazo, sus impactos más amplios nos muestran que incluso pequeños cambios en la circulación oceánica pueden causar efectos dominó en todo el planeta. El cambio climático está lejos de ser un problema de una sola región", dijo. "El futuro del Ártico -y del mundo- depende de cómo respondamos hoy".