Raúl Bobé
Londres, 27 oct (EFE).- El Reino Unido se prepara para conocer las previsibles subidas de impuestos y otras medidas, como la relajación de las reglas fiscales, que contendrá el Presupuesto que presentará el miércoles la ministra de Economía, Rachel Reeves, y el primero del nuevo gobierno laborista de Keir Starmer.
El próximo 30 de octubre, Reeves hará historia por ser la primera 'Canciller' mujer en portar el maletín rojo en más de 800 años, pero también por ser la más tardía a la hora de presentar su presupuesto: un documento que llegará 117 días después de su entrada al Gobierno, y que pretende "restablecer los cimientos" del país bajo una promesa de cambio y crecimiento futuro.
Según admitió la propia Reeves en el diario 'Financial Times (FT)', el presupuesto solventará desafíos como el "agujero negro" de 22.000 millones de libras (más de 26.000 millones de euros) en las arcas públicas británicas, heredado tras 14 años de Gobiernos conservadores; así como la mejora de los servicios públicos.
Sin embargo, fuentes gubernamentales indicaron al FT hace unas semanas que Reeves habría identificado un déficit de financiación de 40.000 millones de libras (48.000 millones de euros) en su presupuesto, que necesitará cubrir con subidas de impuestos y con un endeudamiento adicional, pese a que en la actualidad la deuda británica ya supera el 98 % de su PIB.
La "piedra angular" del primer presupuesto de la 'era Starmer' serán las nuevas reglas fiscales, que se sustentan bajo la premisa de que "el gasto diario se compensará con los ingresos" y que, en palabras de Reeves, serán la norma "más dura" porque su garantía y su estabilidad dependen de las subidas de impuestos.
La pregunta ahora es: ¿en qué carteras meterá la mano la ministra? El Gobierno laborista se ha comprometido a no subir las tasas de la renta, la seguridad social o el IVA (VAT, en inglés) ni aumentar los impuestos a las "personas trabajadoras", en una definición que ha traído polémica después de que Starmer dijese que no incluía en ese grupo a aquellos que poseían acciones o propiedades.
Algunos critican que, de anunciarse estas esperadas subidas de impuestos con el presupuesto, los laboristas estarán rompiendo con las promesas de su programa electoral, pero el 'premier' británico aseguró haber sido siempre "muy claro" con sus planes.
En este sentido, se espera que Reeves anuncie un gravamen a las contribuciones de los empleadores a la Seguridad Social británica, y que amplíe la congelación de los umbrales personales de renta hasta 2028, en una medida fiscal "oculta" que aportaría 7.000 millones de libras más (8.400 millones de euros).
Un aumento de hasta dos puntos porcentuales a las contribuciones de las empresas a la Seguridad Social británica, y la bajada del umbral del pago del impuesto, podrían recaudar hasta 20.000 millones de libras (24.000 millones de euros), que irían dirigidas a impulsar la financiación de servicios públicos como la maltrecha sanidad británica (NHS).
Reeves asegura que las empresas "entienden la necesidad" de aumentar impuestos para equilibrar las cuentas, pero desde el sector empresarial y la oposición califican esta medida como un "impuesto" al empleo y advierten de que esto disuadirá a las empresas a la hora de contratar personal, reducirá los salarios y obligará a recortar en gastos.
Algunas informaciones sugieren que la Canciller británica también tendría en el punto de mira aumentar las tasas de ganancias sobre el capital, o los impuestos sobre sucesiones, el combustible o el juego y las casas de apuestas.
La pasada semana, en su primera reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington D.C. como ministra, Reeves confirmó que, junto con este nuevo presupuesto, también cambiaría la forma de medir la deuda, con el objetivo de tomar prestado dinero para inversiones a largo plazo.
Aunque Reeves se reserva los detalles para el miércoles, de acuerdo con 'The Guardian' la laborista apuntaría a los "pasivos financieros netos del sector público" (PSNFL), un indicador que tiene en cuenta todos los activos y pasivos financieros del Gobierno y que le daría un margen de endeudamiento de hasta 53.000 millones de libras (63.600 millones de euros).
A juicio de la ministra, el presupuesto laborista demostrará que "entre la inversión y el declive" y el Reino Unido debe escoger la primera opción para pasar página de 14 años de "caos" de Gobiernos conservadores, y establecer "bases estables" para el crecimiento futuro del país.
En los últimos días, el Ministerio de Economía ha desgranado algunos de los sectores prioritarios para el Gobierno y que verán reforzada su financiación en el nuevo presupuesto, como la vivienda o la educación.
Uno de los objetivos del Ejecutivo de Starmer con este presupuesto es volver a hacer al Reino Unido un destino atractivo para la inversión extranjera.
Durante la Cumbre Internacional de Inversión celebrada este mes en Londres, los laboristas anunciaron la captación de 63.000 millones de libras de nuevo capital para el país y Starmer ofreció a las empresas "estabilidad", un "marco fiscal claro" y aseguró que se revisará la normativa para "eliminar la regulación que frena innecesariamente la inversión". EFE