Vladislav Punchev
Sofía, 25 oct (EFE).- El enfrentamiento entre los oligarcas corruptos de un mismo partido amenaza con profundizar más aún el bloqueo político e institucional que sufre Bulgaria desde 2021, en medio de una espiral negativa de emigración y pobreza en el país más pobre de la Unión Europea (UE).
Los expertos atribuyen la inestabilidad política al enorme poder que tienen algunas personas en las instituciones del país balcánico, entre ellas, los empresarios y políticos de dudosa reputación Deylan Peevski y Ahmed Dogan, enfrentados por el poder en el partido DPS.
Bulgaria seguirá "atrapada" en un proceso electoral prolongado, con un Parlamento cada vez más fragmentado, mientras la participación electoral no para de bajar en un país cuya población no para de caer.
"Bulgaria es el país democrático que más rápidamente se ha contraído en la historia en ausencia de guerras o catástrofes naturales", aseguró esta semana el conocido politólogo búlgaro, Ivan Krastev, en una conferencia sobre migración en Viena.
El país excomunista, miembro de la UE y de la OTAN, tenía en 1989 casi 10 millones de habitantes, mientras que hoy tiene 6,6 millones, unos 250.000 menos que hace sólo tres años cuando empezó el inusual ciclo electoral, con siete comicios en 42 meses.
Y según datos de la Comisión Europea, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de Bulgaria es con diferencia el más bajo de la UE, con 7.800 euros, frente a la media comunitaria de 29.300 euros.
El más destacado de los oligarcas búlgaros es Peevski, diputado y magnate de medios de comunicación, sancionado por EEUU y el Reino Unido, que lo acusan de ejecutar esquemas de soborno y ejercer control sobre instituciones y sectores clave en Bulgaria.
Peevski está considerado ampliamente como exponente de un "Estado capturado", explica a EFE el politólogo Dimitar Mitev, refiriéndose a las élites económicas y políticas que abusan de su poder en su propio beneficio y no por el bien común.
El empresario, de 44 años, es para muchos la personificación de un Estado "capturado por redes mafiosas" que estrangula la economía, el sistema judicial y los servicios de seguridad.
Peevski milita desde 2009 en el Movimiento por Derechos y Libertades (DPS), representante de la minoría turca, una formación que, con cerca de un 10 % del apoyo popular, ha sido durante dos décadas clave para poder formar un Gobierno en Bulgaria.
El magnate actuaba sobre todo entre bastidores, creándose una imagen de poderoso, enigmático y silencioso, sin aparecer en público pese a ser diputado en el Parlamento.
Pero en 2023 apareció casi a diario hablando en público en nombre del DPS, cuyo apoyo era entonces decisivo para sostener la coalición en minoría entre el progresista PP-BD y el popular conservador GERB.
Según los analistas, Peevski saboteó junto a Boiko Borisov, líder del GERB y hombre fuerte de la política búlgara entre 2009 y 2021, la continuidad de la coalición, desencadenando así las sextas elecciones desde 2021, celebradas el 9 de junio pasado.
En su intento de formar una alianza de Gobierno surgida de esos comicios, Borisov volvió a apostar por su tradicional aliado, pero fracasó cuando varios diputados votaron en su contra por orden de Ahmed Dogan, de 70 años y fundador del DPS en 1989.
Esa inesperada rebelión en el seno del DPS reveló la lucha interna entre Peevski y Dogan, los dos copresidentes del partido.
La guerra sobre el poder en el DPS llegó hasta la Comisión Electoral Central, cuando la inscripción del partido para las elecciones de este domingo quedó bloqueada porque ambos la presentaron por separado.
La Justicia intervino finalmente a favor de Peevski, tras lo cual la facción de Dogan se escindió del partido que fundó y se inscribió bajo el nuevo nombre de "Alianza por Derechos y Libertades".
"Así quedan confirmadas las críticas contra Peevski (...) de que ejerce un control ilegítimo sobre instituciones que en teoría son independientes", concluye Mitev.
Una vez dividido el DPS en dos grupos enemistados, los analistas advierten que la formación de un nuevo ejecutivo tras las elecciones de este domingo será aún más complicada que hasta ahora. EFE
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