Japón encara unas elecciones condicionadas por EE.UU. y China

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Antonio Hermosín Gandul

Tokio, 25 oct (EFE).- Japón celebrará elecciones generales este domingo mientras aguarda expectante al resultado de los comicios en Estados Unidos, donde un posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca podría afectar a las deterioradas relaciones entre Tokio y Pekín y alterar el delicado equilibrio de poderes en Asia-Pacífico.

Shigeru Ishiba, actual primer ministro y quien salvo hecatombe electoral continuará en el poder, cuenta en su agenda con ideas que podrían redibujar el panorama de seguridad regional y global, como la creación de una "OTAN asiática", la reforma del pacto de seguridad con Washington o la disposición a un diálogo más fluido con China.

Los expertos señalan, no obstante, que los comicios del próximo 5 de noviembre en Estados Unidos tendrán mucho más peso que las generales de este domingo en Japón a la hora de marcar el rumbo de Tokio en materia de seguridad y exteriores, y condicionarán las relaciones del archipiélago nipón con Pekín en el contexto de tensiones crecientes en el Indopacífico.

Si Trump vuelve a ser presidente de Estados Unidos habrá "muchos factores impredecibles por cómo gestiona las alianzas y por cómo gestiona a sus competidores, especialmente el presidente ruso Vladímir Putin, el presidente chino Xi Jinping o (el líder norcoreano) Kim Jong-un", advierte Yuki Tatsumi, directora del programa de Japón del Instituto Stimson de Washington.

El candidato republicano considera que los intereses de seguridad de Estados Unidos "son divisibles de los de otros países amigos y de la seguridad global" y cree que, si sus socios quieren protección, "deben pagar más por ello", destaca el profesor de Política Internacional en la Universidad tokiota de Keio, Satoru Mori.

Mientras que Ishiba ha apostado por una revisión del acuerdo marco para el despliegue de tropas estadounidenses en Japón para hacer este pacto "más equilibrado", Trump podría volver a reclamar una mayor contribución nipona a las bases de EE.UU. en su suelo, según este académico.

Asimismo, en caso de que Trump volviera a intentar la vía del diálogo con Kim, el régimen norcoreano "podría aprovechar la oportunidad para meter cizaña entre los aliados", considera Mori.

Los desaires de Trump hacia las alianzas tradicionales de Estados Unidos con Seúl y Tokio y sus eventuales acercamientos a Pionyang podrían incluso alimentar los debates en Corea del Sur y Japón sobre la necesidad de dotarse de armas nucleares, señala Mori, quien no obstante cree que por el momento esas discusiones tienen poco recorrido en ambos países.

Tatsumi, en cambio, cree que la cooperación trilateral Washington-Tokio-Seúl "continuará en su estado actual" incluso con Trump en la Casa Blanca debido a que esas relaciones están "muy institucionalizadas", lo que impediría a cualquier líder "abandonarlas incluso si quisiera hacerlo".

Una victoria demócrata en Estados Unidos, en cambio, supondría una Administración "más centrada en un enfoque multilateral y en reforzar las relaciones con socios tradicionales e importantes", señala Mori.

Tatsumi también considera que sería un escenario "más predecible" para Japón y similar al vivido bajo Joe Biden y Barack Obama, cuyas administraciones reforzaron los lazos de seguridad con Tokio.

Ambos expertos consideran que Ishiba también mantendría una línea exterior muy continuista respecto a la de su predecesor, Fumio Kishida, y creen que el actual líder nipón "ha metido en la nevera" sus ideas más ambiciosas lanzadas durante las primarias de su formación el mes pasado.

La iniciativa más llamativa planteada por Ishiba es la creación de una "OTAN asiática", que definió como aunar los diferentes acuerdos bilaterales de seguridad de EE.UU. en la región bajo un mismo paraguas de asistencia multilateral obligatoria para sus miembros.

Tatsumi considera esta idea "propia de 20 años atrás" y "no apropiada para el momento actual", además de incompatible con la estrategia de promover "un Indopacífico libre y abierto" que vienen defendiendo Tokio y Washington en los últimos años.

Esa estrategia "está técnicamente abierta a todos los países que compartan sus valores conceptuales", con el objetivo de "mantener las puertas abiertas a China, en el caso de que Pekín comience a atenerse a esos valores", señala la experta, quien ve "poco apetito en la Asia actual por una idea como una OTAN asiática".

En cuanto a la compleja relación de Japón con China, el director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón, Jeff Kigston, considera que "podrían abrirse oportunidades de diálogo" debido al momento de aparente debilidad económica que atraviesa el gigante asiático.

Este académico subraya que Ishiba "ha visitado en varias ocasiones Taiwán" junto a delegaciones parlamentarias niponas y "se ha involucrado mucho con ese territorio", y añade que el líder nipón "esperará a ver cómo se desarrollan los acontecimientos" en torno a la isla antes de modificar la política nipona al respecto. EFE

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