Edurne Morillo y Antonio Hermosín
Tokio, 25 oct (EFE).- Con fama de político honesto, el primer ministro nipón, Shigeru Ishiba, es el elegido por el Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón para revalidarse en el poder, en unos comicios donde tendrá como principal rival al opositor Yoshihiko Noda, último mandatario de una fuerza distinta a la que gobierna desde 2012.
Ishiba asumió el cargo de primer ministro de Japón el pasado 1 de octubre y convocó elecciones anticipadas para este domingo, sin embargo, el descontento de la población por los altos precios y por los escándalos de fondos ilícitos de su partido podrían dificultar que logre la mayoría parlamentaria.
El político de 67 años, ha ejercido anteriormente como ministro de Defensa y de Agricultura y Pesca, además de como secretario general del conservador Partido Liberal Democrático (PLD) liderado anteriormente por Fumio Kishida.
Ishiba había intentado presidir el PLD en cuatro ocasiones sin éxito, ya que, aunque siempre había gozado de una notable popularidad entre sus bases, nunca había sumado los respaldos parlamentarios necesarios.
Ahora se ha hecho con el control de su partido con la promesa de restaurar su credibilidad y su transparencia, aunque para ello ha continuado con la "limpia interna" que emprendió Kishida y que ha generado tensiones dentro de la formación conservadora que atraviesa un momento delicado.
El mandatario representa de hecho un perfil más rupturista con el ala conservadora de su partido y un distanciamiento con la omnipresente figura del ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, y que fue uno de los principales rivales políticos de Ishiba durante toda su trayectoria.
Considerado un experto -'otaku' en japonés- en asuntos de defensa y exteriores, es autor de varios libros en esta materia y coleccionista de miniaturas de aviones y barcos de guerra.
Durante los debates de campaña para las primarias, Ishiba situó a la cabeza de sus prioridades hacer frente a la compleja situación de seguridad de Japón ante el auge militar de China, la guerra de Ucrania o los desarrollos armamentísticos de Pionyang.
Ishiba ha presentado algunas de las propuestas más llamativas en este sentido, entre ellas revisar el acuerdo de seguridad con Estados Unidos para hacerlo más equitativo y "mejorar la situación de seguridad regional", o impulsar una OTAN asiática, aunque ha realizado pocas menciones a dicha organización recientemente.
En cuanto a Estados Unidos, ha defendido un mando conjunto para las tropas estadounidenses estacionadas en Japón y las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) niponas, y al mismo tiempo ha reafirmado la importancia de la colaboración con Washington y de mejorar la cooperación a tres bandas con Corea del Sur.
La llegada al Gobierno de Ishiba tras las primarias del PLD fue recibida con preocupación en los mercados con caídas cercanas al 5 %, en un fenómeno que fue conocido como "Ishiba Shock" (la conmoción de Ishiba).
Los inversores japoneses reaccionaron así ante los comentarios del mandatario sobre su intención de subir impuestos sobre ganancias de capital y dividendos, además de sus declaraciones sobre la necesidad de normalizar la política monetaria del país ante su lenta recuperación.
El nuevo primer ministro ha definido también la baja natalidad y despoblación que vive el país como "una emergencia silenciosa" y ha asegurado que buscará vías de respaldo a la maternidad y a la conciliación para frenar la caída de los nacimientos en el país, y para contener el declive demográfico que afecta a las zonas rurales.
Noda, también de 67 años, fue entre septiembre de 2011 y diciembre de 2012 jefe del Ejecutivo nipón y presidente del progresista Partido Democrático de Japón, y parte como principal amenaza opositora para Ishiba, aunque con poca perspectiva de victoria.
Esa formación desapareció en 2016, y algunos de sus diputados fundaron el actual Partido Democrático Constitucional, actualmente la segunda fuerza con más representación parlamentaria tras el gobernante PLD.
Noda es recordado por subir el impuesto sobre el valor añadido en Japón desde el 5 % al 10 % en 2012, una medida considerada como el factor principal de la derrota electoral de su partido ese mismo año frente al PLD entonces liderado por Shinzo Abe.
Está por ver si el exmandatario es capaz de revitalizar a una oposición que no ha sido capaz desde entonces de plantar cara al todopoderoso PLD, partido que ha gobernado Japón de forma casi ininterrumpida desde 1955, y pese a los sucesivos escándalos del mismo.
Antes de que Ishiba disolviera la cámara y convocara los comicios, la formación que encabeza contaba con 256 asientos, 23 por encima de los 233 que marcan la mayoría simple. Junto a Komeito, su socio en coalición, ambos partidos sumaban 288 del total de 465 escaños. EFE