El Sínodo votará mañana el documento final con propuestas concretas para una Iglesia más participativa y menos clerical

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Los 368 padres y madres sinodales, que llevan desde el pasado 2 de octubre reunidos en asamblea para discutir las propuestas concretas que pueden hacer de la Iglesia un espacio más inclusivo y menos clerical, votarán este sábado el documento final que, si bien no tiene carácter vinculante, expresará su sentir general.

En esta recta final, este jueves y viernes se dedicarán a la revisión de las enmiendas y a comenzar la redacción del texto final que después será entregado al Papa para su valoración.

El plan previsto es que este sábado por la mañana se reúnan todos los responsables, dando lugar a la lectura del documento final que recogerá las propuestas que han encontrado acuerdo en este proceso de escucha que comenzó hace tres años, en 2021.

Hasta ahora el texto se ha enfrentado a un periodo de enmiendas, que ya ha finalizado, y en el que se han reunido más de 1.000 peticiones de revisión. Tal y como ha explicado la secretaria de la Comisión de Información, Sheila Pires, el proceso por el que los participantes han presentado esas enmiendas, requiere que sean aprobados por consenso por los miembros de cada mesa, "con una mayoría de 50+1".

De igual manera, los presentes también tenían la posibilidad de presentar enmiendas individuales a la secretaría. De las más de mil enmiendas presentadas a la Secretaría General del Sínodo "951 son colectivas y un centenar son individuales", tal y como señaló Pires en una rueda de prensa este miércoles.

Otro de los puntos clave en esta fase final del Sínodo es la renovación del consejo ordinario que será el encargado de redactar este documento final y que forma parte de la estructura permanente de la Secretaria General del Sínodo, presidida por el Pontífice.

El prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión para la Información, Paolo Ruffini, anunció que este consejo se ha modificado, con el consentimiento del Pontífice. En principio eran 14 las personas que formaban parte de este pero ahora son 17, de los cuales 13 son elegidos entre los obispos diocesanos o eparquiales --equivalente a las diócesis en las Iglesias orientales--.

Por lo tanto, los miembros del consejo se reparten así: uno de las Iglesias católicas orientales, uno de Oceanía, dos de América del Norte, América Latina, Europa, África y Asia, "más cuatro miembros añadidos de nombramiento pontificio y el jefe del Dicasterio de la Curia Romana competente para el tema del próximo Sínodo", tal y como reseñó Ruffini.

El Papa no quiere que suceda como en el Sínodo de la Amazonia, celebrado en 2019, cuando los participantes acabaron militando agriamente en sectores, por ejemplo, a favor o en contra de ordenar sacerdotes a hombres casados. Por ello, prefirió dejar fuera de las discusiones del Sínodo los temas más espinosos, como el perfil de los obispos o el celibato obligatorio.

A petición del Papa, diez grupos de trabajo llevan desde marzo examinando teológicamente estos contenidos. Por ejemplo, el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, se está ocupando junto a otros ocho expertos de la revisión de la formación de los seminarios en todo el mundo. Después, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe presentará a Francisco sus conclusiones antes de junio del 2025.

"No se trata de sustraer ciertas cuestiones al debate de la asamblea, sino de aportar elementos útiles desde el punto de vista teológico y canonístico para ofrecer al ministerio de Pedro", señaló el Relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, el cardenal Jean-Claude Hollerich.

Además, el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, dejó claro que el diaconado femenino no está en la mesa de estudio por petición del Papa ya que considera que es una cuestión que "no está madura".

"Sabemos que el Santo Padre ha expresado que en este momento la cuestión del diaconado femenino no está madura y ha pedido que no nos planteemos ahora esta posibilidad. La comisión de estudio sobre el tema ha llegado a conclusiones parciales que publicaremos cuando llegue el momento, pero seguirá trabajando", señaló.

En todo caso, Fernández aseguró que el Santo Padre está muy preocupado "por el papel de la mujer en la Iglesia e, incluso antes de la petición del Sínodo, pidió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe que explorara las posibilidades de un desarrollo sin centrarse en el orden sagrado".

En todo caso, en las ruedas de prensa diarias que ha organizado el Vaticano se ha podido ir viendo qué propuestas o ideas están resonando con más fuerza en el aula sinodal, donde no pueden entrar los periodistas. De hecho, el Papa les ha pedido expresamente que no hablen con la prensa, más allá de estos espacios informativos controlados por el Vaticano.

Una de las cuestiones más debatidas ha sido la naturaleza de la autoridad doctrinal de las conferencias episcopales. El sacerdote italiano Darío Vitali, coordinador de los expertos teólogos del Sínodo, señala que esta sugerencia emana directamente de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium que aboga por una "sana descentralización".

Así asegura que se está barajando ceder a los obispos "algunas competencias sobre aspectos que conocen bien de la fe en beneficio de los fieles confiados a su cuidado". Si bien, ha avisado de que esta sugerencia no significa en la práctica que los obispos vayan a tener "la potestad de erigir dogmas", sino que más bien se trataría de acomodar de forma concreta la doctrina "al contexto en el que se encuentra cada iglesia local con un lenguaje propio y con la capacidad de ofrecer respuestas a los problemas que surjan".

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