El Rey Felipe VI ha alertado del riesgo que supone la deshumanización, ha incidido en la importancia de que la persona esté en el centro de todo y en la necesidad tanto de las instituciones como de los ciudadanos de defender la dignidad para proteger los derechos y libertades en los que se sustenta la democracia.
Este ha sido el mensaje que ha querido transmitir el monarca en el discurso que ha puesto fin a la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, en los que en esta ocasión ya no ha sido él sino la Princesa Leonor la encargada de elogiar la tarea realizada por todos los galardonados.
En opinión de Don Felipe, el "denominador común" de los premiados, de este año, a los que ha felicitado, se puede condensar "en una sola idea o concepto: la persona". "La persona a través del amor, la belleza, la entrega, el compromiso, la compasión, la búsqueda de los límites del saber o la defensa de las libertades", ha ilustrado.
"En este mundo 'globalizado' de grandes magnitudes y oportunidades, entre avances tecnológicos inimaginables, la deshumanización es un riesgo latente", ha reconocido el Rey, que ha incidido en que "en el centro de cualquier discurso, acción o decisión, ya sea en el ámbito económico, social, político o artístico, debe seguir estando, siempre y de manera ineludible, la persona".
Felipe VI ha incidido en que la historia alerta de las "graves consecuencias de apartarse de ese camino" al igual que alerta de "los graves riesgos de la 'polarización', de la negación del otro por sus convicciones o creencias, porque piensa, reza o vota distinto".
Así las cosas, ha sostenido que "es obligación de las instituciones" pero también de los ciudadanos "luchar contra todo aquello que se separe, siquiera un ápice, de ese respeto integral que debemos a la persona, a cualquier persona, a la dignidad de cualquier ser humano; contra todo lo que se separe de la voluntad y el compromiso de seguir construyendo sociedades capaces de convivir, dialogar y trabajar por el bien común".
DEFENDER LA DIGNIDAD PARA PROTEGER LA DEMOCRACIA
A juicio del Rey, "defender la dignidad de la persona significa también proteger y fomentar el régimen de derechos y libertades que la garantiza, y que fundamenta nuestra democracia". Y fuera de España, ha añadido, "implica reforzar la arquitectura de tratados e instituciones que sustenta a la comunidad internacional". "El multilateralismo y la cooperación son nuestras mejores herramientas para afrontar los desafíos globales de nuestro tiempo", ha remarcado.
Por otra parte, el monarca ha citado a Adela Cortina, quien sostiene que "el peor castigo que puede infligirse es la condena a la invisibilidad, a ignorar la existencia del otro, el rechazo y el desprecio" y ha querido referirse a los conflictos que asolan actualmente el mundo, como los de Ucrania u Oriente Próximo.
"Las imágenes de muerte y desolación" que llegan de ellos, "nos obligan a una llamada incesante a la contención y a la humanidad, también a la denuncia y a hacer lo posible para que la paz y la seguridad vuelven a ser compatibles, complementarias y conducentes a la convivencia o al menos la coexistencia".
PASA EL RELEVO A LEONOR
Don Felipe ha arrancado su intervención con palabras en tono de despedida, ya que en esta ocasión por primera vez en cuatro décadas no ha tenido que ser él quien elogiara a los galardonados sino que ha sido ya la Princesa Leonor la encargada de este cometido.
Por ello, ha admitido, como Rey y como padre, le produce emoción ver que ahora es "Leonor, como presidenta de honor" de la Fundación la encargada de hacerlo a partir de ahora.
"Para mí ha sido un grandísimo privilegio y todo un aprendizaje continuo, emocionante y gratificante", ha reconocido. "Y sé que para ti, Leonor lo está siendo ya", ha añadido, citando también a la Infanta Sofía, también presente para la ocasión. "Veréis como cada año lo será aún más", les ha asegurado dirigiéndose a ellos.
El Rey ha recordado que tenía solo 13 años cuando participó por primera vez en la ceremonia de entrega y en los 43 años que han pasado desde entonces ha tenido ocasión de conocer "a hombres y mujeres admirables de lugares cercanos y lejanos, con magníficas trayectorias y logros increíbles, individuales o colectivos y de un impacto enorme para el progreso de nuestras sociedades".