República Checa y el Vaticano firman un nuevo concordato

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Praga, 24 oct (EFE).- La República Checa y el Vaticano firmaron este jueves en Praga un nuevo concordato, después de no haber entrado en vigor el primero, que había sido aprobado por el Gobierno pero rechazado por el Parlamento en 2003.

El documento fue firmado por el primer ministro checo, el conservador Petr Fiala, y el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin.

"Logramos negociar un contrato mutuamente equilibrado que respeta plenamente nuestro orden jurídico, pero aclara algunos procedimientos y algunas cuestiones que pueden haber sido consideradas controvertidas", declaró Fiala en rueda de prensa en Praga.

Parolin destacó que en el centro del tratado está el compromiso de ambas partes de promover los derechos humanos básicos.

"La libertad de practicar la propia fe sin miedo es un derecho, pero también un camino hacia una sociedad más justa y armoniosa", dijo el secretario de Estado vaticano.

El primer acuerdo, firmado en 2003, fue rechazado por los legisladores por considerar que privilegiaba a la iglesia Católica sobre el resto de denominaciones y comunidades religiosas registradas.

El nuevo texto deberá ser aún ratificado por el Parlamento y el presidente checo, Petr Pavel, para que la República Checa se alinee junto a otros 64 países del mundo, incluidos 25 europeos, que tienen concordato con Roma.

En el documento firmado hoy, la República Checa se compromete a respetar la total libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, además del derecho a rechazar el servicio militar o servicios médicos por motivo de objeción de conciencia.

También se reconoce el secreto de confesión de los sacerdotes, algo que no figuraba en el anterior tratado de 2003.

Con el concordato, el Estado checo también reconoce el valor legal del matrimonio celebrado en la Iglesia, y ambos se obligan a cooperar en el cuidado y mantenimiento del patrimonio cultural.

Queda fuera del acuerdo el sistema de financiación de la Iglesia, que ya fue acordado por ambas partes.

Ese pacto establece que el Estado compensa a la Iglesia por los bienes que le fueron incautados en el pasado pero deja paulatinamente de dotar la manutención de los sacerdotes con cargo a los presupuestos generales, como ocurría durante el régimen comunista, de manera que pasa a ser autónoma económicamente. EFE

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