El PIB por persona en edad de trabajar recupera sus niveles anteriores a la pandemia, según un estudio

El consumo privado y el mercado laboral en España presentan importantes desajustes, mientras que el PIB por persona en edad de trabajar muestra señales de recuperación tras la pandemia

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El PIB por persona en edad de trabajar (PET) ha alcanzado durante el primer semestre de 2024 los niveles en los que se encontraba antes de la pandemia de la Covid-19, aunque se sitúa un 1,3% por debajo de su tendencia de largo plazo en el segundo trimestre del año, según el análisis realizado por el Observatorio del Ciclo Económico en España, una iniciativa conjunta de la Fundación Rafael del Pino, BBVA Research y Fedea.

Según el estudio, la tenencia a largo plazo del PIB por PET ha sido de un crecimiento medio sostenido del 1% anual desde el año 1990.

La recuperación del PIB en 2024 ha estado motivada por la alta demanda existente, aunque por el lado de la oferta la economía española todavía se enfrenta a "importantes desafíos", entre los que destaca el desajuste del mercado de la vivienda o la reducción de la inflación.

Asimismo, la mejora de la productividad de los factores también ha sido clave en esta estabilización del PIB por PET, así como el impacto de la población migrante, que ha aliviado los desajustes del mercado laboral. Sin embargo, los shocks de oferta, que fueron fundamentales en el crecimiento del año 2022, en el primer semestre de este ejercicio han afectado negativamente con 0,2 puntos porcentuales.

Aunque el avance del PIB ha marcado la nota positiva del análisis del Observatorio del Ciclo Económico en España, otros aspectos como el consumo privado, el mercado laboral o la productividad no se encuentran todavía en el estadio óptimo.

EL CONSUMO POR PERSONA AÚN NO ESTÁ EN NIVELES PREPANDEMIA

En este sentido, el consumo privado no ha recuperado su dinamismo y se encuentra rezagado. En esta primera mitad del año, el consumo por PET ha registrado una cifra de un 4% menor a la de 2019 y de hasta un 6,2% menos que el máximo registrado en 2007, provocado entre otros factores por el precio de la vivienda y las expectativas sobre la situación económica.

El mercado laboral también encuentra grandes desajustes, así el indicador de tensión (relación entre vacantes y desempleo) ha aumentado un 51% en comparación con los niveles anteriores a la pandemia, y sigue necesitando de una gran demanda de mano de obra.

A nivel estructural, la economía española continúa su senda de recuperación, aunque persisten desafíos importantes como la baja inversión o el estancamiento de la productividad. Si se compara con el resto de Europa, España mantiene todavía una gran dependencia del consumo privado sobre el PIB, con un 9% superior al promedio de la UE-8 en lo que va de siglo XXI.

Por otro lado, la tasa de ahorro de las familias continúa creciendo y se encuentra en el 14,2% y el empleo se mantiene en crecimiento estable; no obstante, la recuperación del consumo privado dependerá de las mejoras en productividad y de la capacidad de enfrentarse a los retos estructurales.

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