París, 21 oct (EFE).- La farmacéutica francesa Sanofi confirmó este lunes la venta del control de Opella, su filial de medicamentos sin receta, al fondo de inversión estadounidense CD&R, al tiempo de la entrada del Estado francés en su capital a la altura del 2 %.
En un comunicado, el laboratorio señaló que el 50 % de Opella, responsable entre otros muchos del Doliprane, un analgésico a base de paracetamol que es el medicamento más vendido de Francia, pasará a manos del fondo estadounidense dentro de una operación en la que la filial ha sido valorada en 16.000 millones de euros.
Esa operación levantó una gran polémica en Francia, donde numerosos dirigentes y partidos políticos pidieron al Estado evitar que el emblemático grupo pasara a manos extranjeras.
Fuentes gubernamentales indicaron que el Gobierno francés ha mantenido reuniones con Sanofi y con CD&R estos últimos días para obtener garantías de que la operación no supondría la salida de Opella del país, donde emplea 1.700 de sus 11.000 trabajadores.
El propio ministro de Economía, Antoine Armand, compareció este lunes ante los medios para confirmar que el Estado ingresará en el capital de Opella a través del Banco Público de Inversiones, que gestiona la cartera pública.
Armand señaló que el Ejecutivo ha recibido las garantías necesarias en términos de mantenimiento de la producción en Francia, de conservación del empleo y de que la sede operativa no saldrá del país, lo que consideró "esencial para que el grupo se mantenga" en suelo francés.
La fuentes gubernamentales insisitieron en que el Gobierno también pidió compromisos a Sanofi, que seguirá teniendo el 48 % de Opella, y CD&R, de desarrollar la inversión en investigación sobre nuevos medicamentos en el futuro.
Gracias a esa inversión, el Estado podrá sentar a un representante en el consejo de administración de Opella, lo que le permitirá, por un lado, tener voto en las decisiones futuras, pero también tener una visión privilegiada sobre la estrategia de sus directivos, señalaron las fuentes.
Un control insuficiente para la oposición, que considera que existe un riesgo de que la fabricación del popular Doliprane se haga fuera de Francia, después de que tras la pandemia de covid-19 las autoridades insistieran en ganar en soberanía en lo referente a la producción de medicamentos básicos en el territorio nacional.
Mientras que la izquierdista La Francia Insumisa reclamó que se bloquee la venta porque es "ingenuo" pensar que con una pequeña participación se puede influir en las decisiones estratégicas del grupo.
Las fuentes ministeriales indicaron que, en caso de no cumplimiento de los compromisos adquiridos con el Ejecutivo la empresa sería objeto de duras sanciones financieras.
El Ministerio explicó que esas sanciones pueden ir hasta 40 millones de euros en caso de que se deje de producir en Francia y 100.000 euros por cada empleo que se suprima.
La extrema derecha tampoco aprueba la operación y considera que el Ejecutivo debió haberse guardado una "acción de oro" sobre esta empresa que le permitiera intervenir en caso de no respeto de las garantías.
El Gobierno, por su parte, cree que no era posible impedir la llegada del fondo de inversión a Opella, puesto que Sanofi necesitaba nuevos fondos para relanzar la filial y que la otra oferta, procedente del fondo francés PAI, era menos interesante en términos económicos y sobre las garantías reclamadas por Francia.
Sanofi no es la primera gran farmacéutica mundial que vende su filial de productos sin receta, algo que ya hicieron antes GSK, Pfizer o Johnson & Johnson, para concentrarse en sus actividades de investigación sobre productos innovadores. EFE