La rotura de la saga Weiss

El cierre de la carrera de Vladimír Weiss III marca un hito en la historia familiar del fútbol eslovaco, mientras su padre, Vladimír Weiss II, continúa al mando del Slovan Bratislava

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Juan José Lahuerta

Madrid, 8 oct (EFE).- Vladimír Weiss es un nombre y un apellido con una larga historia futbolística en la República Checa y en Eslovaquia. Hasta tres generaciones forman una saga que en las últimas siete décadas han estirado su relación con la élite hasta coincidir y romperse de forma inesperada en el Slovan Bratislava, próximo rival del Girona que intentará dar la sorpresa en Montilivi con la influencia de una familia que respira fútbol por los cuatro costados.

La familia Weiss se nombra como los reyes y los papas. Hay un Vladimír Weiss I, un Vladimír Weiss II y un Vladimír Weiss III. Todos triunfaron sobre el césped, comenzando por el primero de la serie, fallecido con 88 años en 2018, internacional con la República Checa en tres ocasiones y medalla plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 con cierto protagonismo negativo: se marcó un tanto en propia meta en la final ante Hungría (2-1).

Su sucesor, Vladimír Weiss II, el ahora entrenador del Slovan Bratislava, jugó los tres partidos del Mundial de Italia 1990 que disputó la República Checa. Fue un centrocampista goleador con buena llegada y pasó buena parte de su carrera en equipos como el Inter Bratislava o el Petrzalka 1898. Después, ya con Eslovaquia, fue el seleccionador del combinado centroeuropeo en el Mundial de Sudáfrica 2010.

En aquella selección ya dirigió a su hijo, Vladimír Weiss III, un viejo conocido de LaLiga por su pasado en el Espanyol y con quien coincidió en el Slovan Bratislava hasta hace apenas un par de semanas, cuando anunció con 34 años su retirada inesperada del fútbol.

El último de los Weiss es un nómada del fútbol se formó en el Manchester City, con el que llegó a debutar en 2008. Luego vistió las camisetas del Bolton Wanderers, Rangers, Espanyol, Pescara y Olympiacos antes de marcharse a Catar para jugar en el Lekhwiya y en el Al-Gharafa. Y cuando parecía destinado a disfrutar de un retiro dorado en el país árabe, en la temporada 2019/20 el Slovan Bratislava apostó por repescarle para una liga europea.

Desde entonces, hasta la extraña decisión que tomó hace quince días, se mantuvo como uno de los pilares del Slovan Bratislava durante cinco temporadas en las que, junto a su padre, llevó a la cima al club eslovaco: ambos encadenaron cuatro Ligas, ganaron una Copa y por primera vez en su historia disputan una fase de grupos de la máxima competición continental.

Sin embargo, esa sinergia exitosa padre-hijo se agotó tras el segundo partido del Slovan Bratislava en la Liga de Campeones. El choque ante el Manchester City, con victoria inglesa a domicilio (0-4), tocó la fibra del pequeño de los Weiss, que peleaba por estirar su carrera después de sufrir una serie de lesiones que lastraron su rendimiento el curso anterior. En el minuto 64 del choque, tiró definitivamente la toalla pidió el cambio y después de meditar unos días sobre su futuro, confirmó su retirada definitiva.

La realidad es que esa decisión llegó después de una campaña muy complicada para Weiss hijo, que pasó la mayor parte de su tiempo en la enfermería. Apenas participó en 23 encuentros entre todas las competiciones oficiales por una inflamación crónica del tendón de Aquiles y varios problemas musculares. Su padre, en los primeros compases del curso, reconoció en rueda de prensa las complicaciones de su vástago:

"La temporada fue difícil para él desde el punto de vista personal pero también por los problemas de salud. Es mi hijo, lo amo más que a nada como persona porque tiene un carácter enorme. Aunque no sea un ángel, es una buena persona y un excelente jugador. Después de lesiones así es difícil estar en la mejor forma. No es fácil, pero siempre aporta al equipo su energía, calidad y también respeto a los rivales. Cuando se prepare bien volverá a las posiciones en las que estuvo la temporada pasada".

Las preocupaciones del técnico del Slovan Bratislava no eran infundadas. De hecho, poco después de esas declaraciones y tras el choque ante el City, el club eslovaco anunciaba en un comunicado oficial la retirada por sorpresa del tercero de los Vladímir Weiss. Su director deportivo, Ivan Kmotrík, dio algunas pistas sobre la decisión que tomó la que hasta hace muy poquito era una de sus estrellas.

"Es difícil hablar de este tema. Weiss es nuestro capitán y una gran personalidad en el campo. Traté de convencerle de que todavía tiene algo que dar al equipo y que es válido para nosotros. Sin embargo, debemos respetar su decisión y apoyarlo en este momento. Simplemente ya no sentía que pudiera ayudar al club en el campo. Se preocupa mucho por el club y por el equipo. Se mantendrá en el proceso de formación y le prepararemos una despedida que merece un futbolista de su calibre".

Ya no hay vuelta atrás después de una decisión repentina. Y eso que el inicio del curso fue esperanzador para Weiss hijo, que decidió alargar su carrera una temporada más junto a su padre, que también apostó por seguir en el banquillo por amor a los colores del Slovan Bratislava y por el incentivo de disputar la Liga de Campeones. Tuvo sobre la mesa ofertas, alguna del fútbol árabe, pero las rechazó. Quiso una última aventura junto a su hijo que ahora se ha roto.

Incluso él mismo, casi en caliente tras la abrupta retirada del campo de su hijo durante el partido ante el City, dio unas declaraciones con aire melancólico en las que se pudieron intuir que su salida del Slovan Bratislava no se producirá en mucho tiempo.

"Me costó aceptarlo como padre y como entrenador también. Fue rápido. Ya veremos qué pasa. Pero ha tomado su decisión, no puedo disuadirle. Lo ha dado todo, probablemente sea el momento. Todos vamos a renunciar en algún momento. Yo también lo dejaré algún día, quizá mañana, dentro de una semana, dentro de un mes, quizá dentro de tres años", afirmó.

"Veré cómo me siento, yo también me lo estoy pensando. Hay que dar lo mejor de uno mismo al equipo. Eso es lo que intentó hacer Vlado, pero se quedó sin fuerzas. Estaba emocionalmente quemado, por eso lo dejó. Al menos de momento. Ya veremos, es como yo. Tal vez en una semana duerma, descanse y cambie de opinión. Me gustaría que lo hiciera, pero probablemente no, conociéndole. En la vida hay cosas imprevisibles", añadió.

Al final, no cambió de opinión. Su retirada ya es oficial y el cordón umbilical que unía en el Slovan Bratislava a Weiss padre con Weiss hijo se ha roto. El último eslabón de los Weiss que triunfaba sobre un campo de fútbol, ha desaparecido y sólo desde el banquillo se mantiene la influencia de una saga familiar que da sus penúltimos pasos en el Slovan Bratislava. Ahora, el Girona podría ser la víctima de un equipo que ha perdido a su capitán sobre el césped pero que mantiene en el banquillo a su gran timonel. EFE

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