Más de 1,2 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la escalada de conflicto en Líbano, escenario de intensos ataques israelíes en estas últimas semanas, según un balance elaborado por distintas agencias de la ONU, que se preparan para que este flujo de desplazamiento siga creciendo en los próximos días.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) tiene constancia ya de casi 800.000 desplazados internos, pese a que en septiembre este dato era de apenas 110.000, principalmente personas que habían huido de la parte sur del país en busca de refugio en otras zonas teóricamente más seguras, como podía ser la capital, Beirut.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que han extendido también sus ataques a Beirut, ordenan de manera diaria el desalojo de determinadas zonas en previsión de futuros bombardeos, unos movimientos dirigidos a erradicar la infraestructura del partido-milicia Hezbolá pero que afectan a la población cviil de manera indiscriminada.
Además de los desplazados internos, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) tiene registrados 421.000 cruces en la frontera con Siria, de los cuales un 70 por ciento corresponde a ciudadano sirios retornados a su país. Otras 16.700 personas han optado por escapar hacia Irak, si bien en este caso se tienen en cuenta las entradas por la frontera terrestre pero también a través de los aeropuertos.
Tanto las agenciad de Naciones Unidas como las ONG que trabajan sobre el terreno han alertado de la precaria situación en que se encuentras desplazados, refugiados y retornados, ya que la inmensa mayoría sólo llevan las pocas pertenencias que han podido transportar. La OIM ha solicitado 426 millones de dólares (cerca de 393 millones de euros) para ayudar a un millón de personas en Líbano.