Investigadores de CSIC piden dar incentivos económicos a administraciones que promuevan una gestión forestal sostenible

Investigadores proponen un sistema de créditos de carbono renovables y políticas alineadas para potenciar la gestión forestal sostenible en Europa y alcanzar la neutralidad climática para 2050

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Investigadores --entre otros, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-- han pedido incentivar financieramente a los propietarios y administraciones que promuevan una gestión forestal sostenible, en lugar de ganancias de carbono a corto plazo y "superar el marco actual centrado en la monetización de carbono a corto plazo".

Esta ha sido la conclusión a la que han llegado en 'Cultivo de carbono en el sector forestal europeo', un análisis de la gestión forestal en Europa publicado por el Instituto Forestal Europeo (EFI) que muestra cómo los bosques de la Unión Europea (UE) pueden aumentar su capacidad como sumideros de carbono a largo plazo y contribuir a los objetivos de neutralidad climática del bloque comunitario para 2050.

En el texto, los expertos han instado a los responsables políticos a revisar los marcos para medidas eficaces de mitigación y han pedido que la inciativa de promover el uso de madera para la construcción y el uso de biomasa para la energía esté "alineada" con las medidas de adaptación y políticas de conservación de la biodiversidad. A su parecer, alinear estas políticas --junto a normas como la Ley de la Restauración de la Naturaleza-- en torno a una planificación forestal para cada territorio es "clave" para garantizar la resiliencia frente a las amenazas climáticas y el camino más eficaz para alcanzar la neutralidad climática en 2050.

INTRODUCIR UN SISTEMA DE CRÉDITOS DE CARBONO RENOVABLES

En el texto, los expertos han recalcado que es "necesario" incentivar mejor a los propietarios de bosques para que prioricen su gestión a largo plazo. Por ello, han propuesto la introducción de un sistema de créditos de carbono renovables anualmente que tienen en cuenta la naturaleza temporal del almacenamiento de carbono en los ecosistemas naturales y que se vuelven a medir cada año.

Según han afirmado, este sistema podría proporcionar a los propietarios el capital para que se pudiesen alejar de prácticas que generan ganancias financieras rápidas para las empresas, pero que "degradan" el medioambiente. Los científicos se expresan así porque estas prácticas generan plantaciones que provocan impactos negativos para la biodiversidad y el territorio (por ejemplo, incrementando el riesgo de incendios) al carecer de una planificación y gestión adecuada a largo plazo.

Por ejemplo, Miguel Angel de Zavala, catedrático de Ecología de la Universidad de Alcalá y coautor del estudio, ha especificado que en España, los montes tradicionalmente utilizados para el carboneo o plantaciones de pinos muy densas que han sido abandonadas son muy vulnerables a la sequía y a los incendios. A su parecer, incentivar el tratamiento de estas masas que puede contribuir más a captura de carbono a largo plazo que nuevas plantaciones que menudo enmascaran iniciativas de 'greenwashing'.

Paralelamente, los expertos han sugerido que los créditos temporales de carbono deberían utilizarse como una contribución financiera a la acción climática en lugar de como una medida de compensación. Así, también han aconsejado la expansión del seguimiento geoespacial y la verificación de terceros para garantizar que los créditos de carbono generados por proyectos de cultivo de carbono reflejan "genuinamente" sus beneficios climáticos.

Por otra parte, han indicado que reforestar y gestionar los bosques es el método más eficaz para generar ecosistemas resilientes frente a riesgos climáticos como las sequías extremas y, por tanto, para garantizar una captura de carbono y almacenamiento sostenidos a lo largo del tiempo. A su vez, también han considerado la diversificación de especies y genotipos, la ampliación de turnos de corta, los aprovechamientos silvopascícolas y la conservación de humedales como métodos importantes para revertir los efectos de las prácticas insostenibles de uso de la tierra, que han degradado más del 60-70% de los suelos europeos.

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