Dogan Tiliç/Ilya U. Topper
Ankara, 21 oct (EFE).- El predicador turco Fethullah Gülen, fallecido a los 83 años en la noche del domingo en Estados Unidos, donde vivía exiliado, fue durante décadas uno de los hombres más influyentes de Turquía y estrecho aliado del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, antes de ser perseguido por Ankara por supuesto golpismo.
Nacido el 27 de abril de 1941 en la provincia oriental de Erzurum, Gülen empezó a predicar en numerosas mezquitas de Turquía cuando tenía 22 años y en la década de 1970 fue creando una red de seguidores a los que exhortaba practicar la fe, desde una postura flexible, tolerante hacia los demás y evitando todo discurso radical.
Con esta orientación, su movimiento empezó a abrir colegios privados, a menudo en forma de residencias estudiantiles, en los que se preparaba a los jóvenes, sobre todo de las clases humildes, para los exámenes de entrada a la universidad.
Los buenos resultados académicos que solían alcanzar en este sistema educativo solían permitir a sus seguidores alcanzar importantes cargos en la Administración, especialmente en la Judicatura y la Policía, donde formaban redes para ayudarse mutuamente a escalar puestos.
Tras el golpe militar de 1980, Gülen fue brevemente arrestado, pero puesto en libertad y en 1999 se exilió a Estados Unidos para dirigir durante las siguientes décadas su movimiento, ya de influencia mundial, desde su residencia en Pensilvania.
Aunque internacionalmente cortejado como la cara de un islam moderno, tolerante y moderado, las enseñanzas de Gülen no se diferencian del islam ortodoxo, incluso fundamentalista, salvo en su consigna de evitar toda confrontación directa con la sociedad laica.
Su red de colegios privados se extendió por todos los Balcanes, los países de Asia Central y algunos de África, y también tiene una fuerte rama en Estados Unidos.
En estos colegios se imparte una educación moderna de calidad, que combina valores islámicos y conservadores con una orientación nacionalista turca, así como un especial peso en la enseñanza del idioma turco.
Cuando el partido de Erdogan, el islamista AKP, ganó las elecciones de 2002, sus dirigentes se apoyaron en gran medida en las redes de Gülen en la Administración, integradas por funcionarios con alto nivel educativo y experiencia en gestión, y que compartían con el AKP el objetivo de convertir a Turquía en una sociedad conservadora islámica.
Aunque parte de los altos cargos del AKP eran cercanos a Gülen, Erdogan personalmente no parece haber tenido contacto cercano con el predicador, puede que lo haya considerada ya como un potencial rival, a la par que aliado.
Los gülenistas y el AKP trabajaron juntos contra la influencia de los círculos laicos y kemalistas en Turquía, eliminando el poder político de las Fuerzas Armadas mediante purgas de su cúpula.
Fue en 2013 cuando los dos movimientos empezaron a enfrentarse entre ellos y el Gobierno canceló las licencias de los colegios gülenistas.
Ese mismo año, la revista estadounidense Time incluyó a Gülen entre las cien personas más influyentes del mundo, alabando su propagación de un "islam moderado".
Fiscales cercanos a Gülen lanzaron en 2014 una gran investigación de corrupción contra ministros y familiares de Erdogan, el Gobierno designó el movimiento como "terrorista" y la confrontación ya abierta culminó en el intento de golpe militar del 15 de julio de 2016.
El presidente atribuyó desde un principio la intentona golpista a la red del predicador.
Tras enfrentamientos de militares y civiles en la calle durante la noche, las unidades rebeldes se rindieron y el Gobierno empezó de inmediato una purga de miles de jueces, fiscales, policías y, en menor medida, militares.
Gülen y sus seguidores siempre han negado su implicación en la asonada.
Las purgas en la administración no solo llevaron al paro y a la cárcel a muchas decenas de miles de funcionarios gülenistas, sobre todo profesores, sino también a opositores laicos de Erdogan.
Ankara pidió reiteradamente la extradición de Gülen para juzgarlo como instigador del golpe, pero la Judicatura estadounidense halló insuficientes pruebas de su implicación para iniciar el proceso.
Desde su traslado al exilio, Gülen vivía retirado en su mansión rural en Pensilvania y se conocía muy poco de su vida privada.
Su muerte suscita la cuestión de si tendrá sucesor y quién gestionará las finanzas de los colegios, hospitales y fundaciones asociados al movimiento, cuyo valor se estima en miles de millones de dólares. EFE