El cesado vicepresidente de Kenia, Rigathi Gachagua, ha asegurado que ha sido víctima de dos intentos de asesinato durante los últimos meses, al tiempo que ha subrayado que la moción de censura contra él fue planificada para apartarle del cargo después de que los mismos fracasaran.
Gachagua fue destituido el 17 de octubre por el Parlamento tras no testificar en un juicio político contra él por estar en el hospital por dolores en el pecho, si bien la medida fue suspendida pocas horas después por el Tribunal Supremo de Kenia, que está estudiando el recurso presentado por el político.
Así, Gachagua ha recalcado tras salir del Hospital Karen que fue víctima de un intento de asesinato a finales de octubre, cuando "agentes encubiertos" entraron en su habitación para "poner micrófonos" y "envenenar su comida".
"Fueron detectados y pude escapar al plan. Se suponía que iba a morir por una intoxicación alimentaria", ha dicho, antes de insistir en que días después hubo otro intento de envenenamiento por parte de los servicios de Inteligencia de Kenia, según ha informado el diario 'The Star'.
"Informó de este asunto al Servicio de Inteligencia de Nacional y pedí la retirada de los oficiales destinados a mi oficina porque no me sentía seguro", ha detallado, antes de destacar que "tras el fracaso de los dos intentos de asesinato se preparó la moción de censura", sin que el Gobierno se haya pronunciado sobre las acusaciones.
Gachagua se ha convertido en el primer vicepresidente en ser destituido en la historia del país africano. El diputado Mewngi Mutuse le acusó de blanqueo y de usar su puesto para entregar licencias gubernamentales a sus empresas. Además, los senadores han votado a favor de mantener cinco de los cargos, entre ellos incitación a divisiones étnicas y violación de su juramento.
El exvicepresidente ha impugnado todo el proceso que condujo a su destitución, argumentando que los cargos que se le imputan carecen de fundamento y que las pruebas presentadas ante el Parlamento son insuficientes. De esta forma, habló de "acusaciones infundadas y falsas" contra él.
De prosperar finalmente la destitución una vez terminen los procedimientos en el Supremo, Gachagua, de 59 años, tendría que abandonar un puesto que ocupa desde 2022 y contemplar el fin de su vida política, ya que quedaría inhabilitado para ocupar cargos públicos en el futuro.