Montevideo, 21 (EFE).- Diego Aguirre mantiene intacta la esperanza de ganar otra Copa Libertadores con Peñarol, tal como lo logró hace 37 años como jugador del mismo equipo uruguayo, esta vez como entrenador.
En una entrevista con el portal de la FIFA, indicó que "sería precioso" ganar el torneo continental y que significaría "un hito enorme" que cambiaría la historia del club, aunque afirmó que aún están "muy lejos" de lograrlo.
Sin embargo, aseguró que Peñarol "merece estar en el Mundial de Clubes", competencia en la que juegan los 32 equipos vencedores de las seis confederaciones más importantes del mundo, y de la que participará el ganador de la Copa Libertadores.
Además, el entrenador uruguayo habló acerca de la importancia que tiene el centrocampista Leo Fernández al que calificó como al mejor del equipo ya que, en su opinión, "fue clave" tanto en la fase de clasificación como en las eliminatorias posteriores.
El conjunto aurinegro se encuentra en semifinales de Libertadores luego de haber cosechado una victoria global de 1-0 frente al brasilero Flamengo, tras ganar el partido de ida con un gol de Javier Cabrera, a los 13 minutos, en el Estadio Maracaná.
El equipo uruguayo con mayor cantidad de Libertadores ganó su quinta y última copa en el año 1987, cuando Aguirre efectuó un zurdazo al palo derecho y puso el gol de la victoria, cambiando el rumbo del equipo a los 120 minutos del partido, y coronándolo como campeón ante el América de Colombia.
Años más tarde, Aguirre volvió a escribir su nombre en la historia del equipo carbonero al llevarlos a la final de la Libertadores como entrenador, siendo la última vez en la que avanzó a instancias finales en las que en esta ocasión aún mantiene viva la posibilidad de repetir la escena del 2011 y cambiar el resultado.
Para llegar a la final, que se jugará el 30 de noviembre en el Estadio Monumental de Buenos Aires, Peñarol deberá vencer al brasileño Botafogo tras jugar un partido de ida en Río de Janeiro este miércoles 23, y un partido de vuelta el miércoles 30 de octubre en Montevideo. EFE