Todas las miradas vuelven a estar puestas este mes de noviembre en Estados Unidos, cuyos ciudadanos están llamados a elegir si quieren que el magnate Donald Trump vuelva a la Casa Blanca cuatro años después o prefieren en cambio que la actual vicepresidenta, Kamala Harris, continúe con el legado dejado por Joe Biden, obligado a renunciar a su candidatura en plena campaña.
La cita electoral lleva aparejada una serie de fechas y claves que marcarán el camino a seguir hasta el próximo 20 de enero, fecha de la investidura final.
LA FECHA DE LAS ELECCIONES
Las presidenciales en Estados Unidos se celebran en años bisiestos y siempre el primer martes después del primer lunes de noviembre, tal como se estableció en 1845, por lo que las de 2024 tendrán lugar el 5 de noviembre.
La elección del mes se debe en origen a la necesidad de evitar el invierno y la concreción en el día pretende evitar que la votación tuviese lugar el día de Todos los Santos.
¿QUIÉN PUEDE VOTAR?
El carácter federal de Estados Unidos concede amplias competencias a cada territorio para regular el derecho electoral, pero por norma pueden votar las personas con nacionalidad estadounidense, mayores de 18 años y registrados oficialmente --algunos estados marcan límites en caso de antecedentes penales o incapacidad mental--.
El sistema no obliga a esperar hasta el día de la votación para ejercer el derecho de sufragio, ya que también contempla el voto anticipado o por correo. En 2020, en plena pandemia de coronavirus, se batió el récord histórico de votos postales al superarse los 65 millones.
EL PAPEL DEL CONGRESO
Los estadounidenses no sólo eligen al futuro inquilino de la Casa Blanca sino que también renuevan la Cámara de los Representantes en su totalidad (435 escaños para un mandato de dos años) y un tercio del Senado (33 escaños para seis años de mandato). Los demócratas tienen ahora mismo el control del Senado, mientras que los republicanos dominan la Cámara de Representantes desde las 'midterms' de noviembre de 2022.
Estados Unidos cuenta con un régimen presidencialista, por lo que el inquilino de la Casa Blanca es jefe de Gobierno y de las Fuerzas Armadas, pero el Congreso juega un papel esencial en el entramado legislativo norteamericano y no tiene por qué ser del mismo color político que la Presidencia. El Congreso tiene margen incluso para cesar al presidente.
Este 5 de noviembre también estarán en juego un amplio abanico de cargos estatales, entre ellos los gobernadores de once estados y dos territorios --Samoa Americana y Puerto Rico--.
REQUISITOS PARA SER PRESIDENTE
Un candidato a la Casa Blanca debe cumplir una serie de requisitos, entre los que figura haber nacido en Estados Unidos y haber residido en el país al menos 14 años, así como tener una edad mínima de 35. Hasta 1951, no había límite de mandatos pero la aprobación de la 22 Enmienda de la Constitución los reduce actualmente a dos, sean consecutivos o no.
Trump, de hecho, aspira a regresar al Despacho Oval tras cuatro años apartado del poder, un hito que sólo ha logrado el demócrata Grover Cleveland y que data de 1892. Harris, por su parte, quiere ser la primera mujer en alcanzar el principal puesto de poder en Estados Unidos, algo que ya buscó sin éxito Hillary Clinton en 2016.
El nombre del futuro presidente se conocerá en principio durante la misma noche electoral, a medida que vayan cerrando los colegios de los distintos estados y se publican las proyecciones de los medios, o al día siguiente. Sin embargo, pueden existir otros condicionantes como un elevado número de votos por correo o que surjan disputas legales: en 2000, el anuncio se retrasó hasta diciembre, cuando el Tribunal Supremo dio la victoria a George W. Bush en Florida.
UNA ELECCIÓN INDIRECTA
El caos de 2000 puso de manifiesto que la elección del presidente en Estados Unidos no es directa y puede depender de un puñado de votos en un estado concreto. Cuando acudan a votar, los estadounidenses estarán eligiendo a los 538 compromisarios del Colegio Electoral, en virtud de un reparto que tiene en cuenta el censo de cada estado.
El sistema establece que el vencedor en un estado se lleva todos los votos electorales en juego para el Colegio, salvo en los casos de Nebraska y Maine que funciona un sistema proporcional. Puede ser elegido presidente alguien que no haya obtenido más votos que su rival directo y, de hecho, esta discrepancia se ha producido en cinco ocasiones, la última de ellas en 2016 en el duelo Trump-Clinton.
El Colegio Electoral toma la palabra a mediados de diciembre y el resultado lo anunciará la presidenta del Senado y vicepresidenta del país, Kamala Harris, en una sesión conjunta del Congreso el próximo 6 de enero. Fue precisamente en esta jornada cuando se produjo al asalto al Capitolio de 2021.
En caso de empate en el Colegio Electoral, la responsabilidad de la designación del presidente pasa al Congreso: la Cámara de Representantes elige al presidente entre los tres candidatos más votados y el Senado, al vicepresidente. Solamente ha ocurrido en dos ocasiones (1801 y 1825).
EL MANDATO COMIENZA EL 20 DE ENERO
El calendario electoral de Estados Unidos establece por sistema la toma de posesión del nuevo presidente para el día 20 de enero del año siguiente a las elecciones. Así quedó establecido en la Vigésima Enmienda de la Constitución, que fue ratificada en 1933 para acelerar plazos, puesto que el 4 de marzo era hasta entonces la fecha habitual por los retrasos en el recuento.
La ceremonia será, como marca la tradición, en las escaleras del Capitolio y ante el presidente del Tribunal Supremo.