Chisinau, 19 oct (EFE).- Moldavia, uno de los países más pobres del continente, llama a las puertas de Europa el domingo con un histórico referéndum constitucional al que se opone Rusia, que apoya por todos los medios el boicot de la consulta.
“Es muy fácil. O apoyamos el ingreso en la Unión Europea o es la guerra con Rusia. Ese es el dilema”, comentó hoy a EFE Lisa, una residente en la capital moldava, Chisinau.
Aunque lo que se decide el domingo es simplemente incluir la aspiración europeísta en el preámbulo de la Constitución, la votación se ha convertido en un duelo geopolítico que ha dividido a los moldavos en dos bandos: Occidente y el Kremlin.
Todas las encuestas dan la victoria al sí, aunque sólo con unos cuantos puntos por encima del 50 %. Los expertos consideran que mucho dependerá de cómo voten los cientos de miles de moldavos que trabajan en países como Italia, Francia o España.
En el pasado, más del 90 % de los integrantes de la diáspora ya apoyaron a la actual presidenta, la liberal Maia Sandu, quien se dirigió a ellos en varias ocasiones durante la campaña e incluso viajó a Italia para animarles a votar.
Según Idata Inteligente, un 32,4 % de los moldavos se opone al ingreso en la UE, aunque en muchos casos no están contra la integración europea, sino contra el hecho de hacer coincidir el referéndum con las elecciones presidenciales, más aún cuando basta con la participación de un tercio del electorado para que sea válido el resultado.
Moldavia ha capitalizado su inquebrantable apoyo a Ucrania al solicitar el ingreso semanas después del comienzo de la guerra, obtener a continuación el estatus de país candidato y comenzar negociaciones de adhesión en diciembre de 2023.
El objetivo de Chisinau es ingresar en 2030, un ambicioso objetivo si tenemos en cuenta que países como Turquía o Serbia llevan mucho en la sala de espera.
Los partidarios del acercamiento a la UE recuerdan que la Comisión Europea anunció en vísperas de las elecciones un "Plan Marshall" de 1.800 millones de dólares en tres años que ayudará a duplicar la economía nacional en la próxima década.
Además, destacan que las exportaciones agrícolas moldavas a la UE se multiplicaron por tres gracias a la liberalización del comercio con el bloque europeo, adonde este país comenzó también a exportar recientemente carne de pollo congelada.
Los detractores aducen que Moldavia dejará de ser un país soberano, los campesinos serán incapaces de competir en el mercado europeo, los extranjeros recibirán el derecho a comprar tierras y la UE será la antesala del ingreso en la OTAN.
Coincidiendo con el referendo, Sandu se juega la reelección después de cinco años en el cargo. Se enfrenta a diez candidatos, varios de ellos vinculados de una u otra forma con Rusia.
Los sondeos indican que habrá una segunda vuelta. La intención de voto de la presidenta ronda el 35-40 %, casi lo mismo que el resto de candidatos juntos.
“Creo que habrá una segunda ronda. Aunque los moldavos son capaces de dar sorpresas”, señaló la víspera a EFE Nicolae Panfil, un experto en observación electoral con Promo-LEX.
Los detractores de Sandu le achacan la caída del nivel de vida, aunque su gestión y la de su gobierno poco tienen que ver con las tres guerras que ha tenido que librar: la sanitaria con el covid, la energética con Rusia y la de Ucrania.
Al contrario que en anteriores elecciones, como ocurriera con el socialista Ígor Dodon en 2016 y 2020, en esta ocasión el Kremlin tiene varios ases en la manga.
El candidato apoyado por los socialistas, Alexandr Stoianoglo, antiguo fiscal general originario de la autonomía prorrusa de Gagauzia, parece ser el elegido.
Aunque durante la campaña Stoianoglo confundió a propios y extraños al apoyar la integración europea y, a su vez, la normalización con Moscú, al tiempo que condenaba la campaña militar rusa en Ucrania y consideraba Crimea y el Donbás territorios ocupados.
A todas luces, el segundo puesto en discordia se lo disputarán Stoianoglo y Renato Usatii, el excéntrico oligarca que denunció que Rusia le presionó para que renunciara en favor del candidato socialista.
A su vez, desde Moscú el oligarca Ilon Shor, perseguido por la Justicia moldava y que juega la carta rusa del boicot a la consulta europeísta, financia a varios candidatos, aunque nadie lo admite públicamente.
Entre ellos, el ex primer ministro Vasile Tarlev, que encabezó el gobierno durante los comunistas y que es un partidario del acercamiento a la Unión Económica Eurasiática liderada por Rusia. También entra en ese grupo Irina Vlaj, la antigua presidenta de Gagauzia, que apoya un referéndum sobre la neutralidad del país.EFE
(foto)(vídeo)