Chisinau, 19 oct (EFE).- Moldavia acoge actualmente a 123.729 refugiados ucranianos, cifra que sigue aumentando, aunque la mayoría de los que cruzan la frontera se desplaza después a terceros países, según la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR).
“Un 43 % son niños, un 38 % mujeres adultas y aproximadamente un 18 % hombres mayores”, comentó a EFE Mónica Vázquez, responsable de comunicación de ACNUR Moldavia.
Vázquez destaca que esa cifra representa “casi un 4 % de la población total de Moldavia”, por lo que el número es “significativo”, al igual que su impacto en uno de los países más pobres de Europa.
“La gran diferencia es la apertura de Moldavia a todos los niveles, desde el Gobierno a la sociedad civil. Lo que han hecho los moldavos es extraordinario. Pese a los retos, no titubearon en abrir la puerta”, asegura.
Aunque han pasado ya casi tres años desde el comienzo de la guerra, el número de refugiados no se reduce, sino que “aumenta de manera pequeña, pero consistente”.
La mitad de los ucranianos provienen de la región de Odesa (mar Negro) y el resto de Mykolaiv, Vinnitsia e incluso la capital, Kiev.
“La gran mayoría vive en alojamientos privados, con amistades o gracias a conexiones familiares. Otros alquilan”, explica.
Sólo una minoría reside en albergues estatales y vive del apoyo de Naciones Unidas.
“Se trata de la población más vulnerable. No pueden acceder al mercado laboral. Personas con enfermedades crónicas y también familias numerosas”, apunta la responsable de ACNUR.
Uno de los principales problemas de los desplazados es la dificultad para encontrar empleo, en gran medida debido al desconocimiento del idioma rumano, aunque en Moldavia también se habla ruso.
En Moldavia no hay suficientes plazas para los refugiados con alto nivel educativo y profesional, por lo que tienen que “reorientar sus habilidades”.
El estatus de estos ucranianos actualmente es de protección temporal, lo que les permite vivir legalmente en Moldavia y acceder a la educación, sanidad y empleo.
Este estatus se activó en 2023 y, por ley, expira en marzo de 2025, por lo que el Gobierno moldavo deberá tomar tarde o temprano una decisión al respecto.
Según Vázquez, dos tercios de los refugiados quiere quedarse en Moldavia “por el momento” y sólo se plantean volver “cuando se den las condiciones y sea seguro volver a casa”.
Por ello, destaca que ACNUR ha detectado últimamente “un cambio y los ucranianos ahora están más dispuestos a integrarse y trabajar” en su país de acogida. EFE