El futuro cardenal de Lima asegura que el Sodalicio "ha destruido emocional y físicamente a muchas personas"

Monseñor Carlos Castillo denuncia enérgicamente los abusos del Sodalicio, llama a una reforma eclesial y destaca la importancia de proteger a las víctimas y promover la justicia en la Iglesia

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El obispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, que será creado cardenal el próximo 7 de diciembre, ha asegurado que el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) "ha destruido emocional y físicamente a muchas personas".

En declaraciones a Europa Press, Monseñor Castillo ha reconocido que, gracias a la investigación llevada a cabo por el Vaticano -- tras la cual Francisco aprobó el pasado 25 de septiembre la expulsión de 10 de sus miembros tras constatar "sádicos" abusos de poder, autoridad y espiritualidad--, "la gente va respirando hondo al saber que se está poniendo en orden un ambiente que ha destruido emocional y físicamente a muchas personas".

En un comunicado, la Conferencia Episcopal Peruana expuso las razones por las cuales fueron expulsados los miembros del Sodalicio haciendo alusión a "casos de abuso físico, incluso con sadismo y violencia". Para Monseñor Castillo, se usaban prácticas "muy parecidas a las acciones psicosociales que se realizan en ciertas dictaduras".

Por todo ello, ha pedido una "renovación de la Iglesia", donde este tipo de "modelo elitista y procurador de criminalidad antihumana y de ambición financiera, que se cree católico, empieza a desaparecer o a desenmascararse como opuesto a la fe y utilizador-destructor de la buena voluntad religiosa".

Asimismo, ha hecho un llamamiento para que la ausencia de justicia que está "presente en la sociedad, en donde todo parece quedar impune", no se repita en la Iglesia. "Demos el ejemplo que el amor de Dios implica también proteger a las víctimas y proveer justicia reparativa, aun cuando el daño de fondo es casi irreparable", ha aseverado.

"La vida en libertad de las víctimas y su restablecimiento para sanar es una exigencia ineludible que el evangelio nos plantea, no solo para el Sodalicio sino también para toda la Iglesia", ha argumentado al respecto.

La investigación dirigida por el arzobispo de Malta y Secretario Adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mons. Charles J. Scicluna, y oficial del mismo Dicasterio, Mons. Jordi Bertomeu Farnos, acarreó, en primer lugar, la expulsión del fundador del movimiento, el laico peruano Luis Fernando Figari.

Para Monseñor Castillo, Figari era una figura "construida ideológicamente" donde la "santidad no aparece, pero tiene corifeos que exaltan gestos, palabritas y slogans evidentemente falaces". "Basta solo revisar algunas de sus frases para sentir su carencia de contenido profundo e identificar su frivolidad espiritual", ha lamentado.

"SORPRESA Y ALEGRIA" POR SU NOMBRAMIENTO

Por otro lado, sobre su nombramiento como miembro del colegio cardenalicio --- que se hará realidad en una ceremonia presidida por el Papa el próximo 7 de diciembre-- ha reconocido que recibió "la noticia con sorpresa" pero también con la "alegría" de "ser colaborador en la gran obra de reforma eclesial emprendida por Francisco, que retoma con brío y creatividad espiritual el Concilio Vaticano II, que señala la misión fundamental de evangelización para la presencia de la iglesia en el mundo de hoy, en tremenda crisis general y humana".

En todo caso, ha avanzado que una de sus metas para lograr el compromiso social por la justicia de la Iglesia en Perú (un país que enfrenta grandes desigualdades sociales y económicas) es "su reforma interna de acuerdo con la línea sinodal misionera de Francisco".

Además, ha incidido en que también es necesaria "la ayuda a los más pobres con movilización masiva de la sociedad, incentivando iniciativas de compartir recursos desde la iglesia para todo tipo de ayuda y promoción humana", al tiempo que ha considerado que la Iglesia debe insertarse en el "nuevo proceso de regeneración desde las bases de la sociedad, la cual ya empieza a organizarse intuitivamente en movimientos para detener la debacle del Estado y de la sociedad".

Con todo, ha subrayado que sin reforma de la iglesia, "todos los esfuerzos se diluyen porque la corrupción también pulula dentro de ella por medio de sectores que han crecido al calor de la apariencia de cristianos" y ha puesto el ejemplo de lo ocurrido precisamente con el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC).

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