Egipto desmiente que esté proporcionando equipo militar al Ejército de Sudán durante la guerra

Egipto reafirma su neutralidad en la guerra de Sudán, desmintiendo acusaciones de entrenamiento militar y suministro de aviones, y destaca su interés en la estabilidad regional y la mediación pacífica

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El Gobierno egipcio ha desmentido que esté participando en la guerra de Sudán a favor del Ejército del país africano, en un desmentido a una acusación formulada por las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), el otro gran bando en conflicto durante la guerra en el país africano.

En una entrevista con el canal Al Qahera, el ministro de Exteriores Badr Abdelatty destacó que su país mantiene un estado de "neutralidad" en el conflicto y destacó los esfuerzos de El Cairo por mediar en una resolución pacífica.

"La seguridad de Egipto está entrelazada con la seguridad de Sudán y viceversa" ha asegurado el ministro antes de rechazar "cualquier exageración o mentira promovida por cualquier parte, sudanesa o no sudanesa".

El líder de las Fuerzas de Seguridad Revolucionarias, Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido como 'Hemedti', afirmó en una declaración en video el 9 de octubre que Egipto estaba "entrenando al ejército sudanés y suministrándole aviones chinos K8". El Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio negó rápidamente estas acusaciones.

Las acusaciones de intervencionismo han sido habituales desde el estallido de la guerra en abril del año pasado. El Ejército sudanés, por ejemplo, acusa a Emiratos Árabes Unidos de financiar las operaciones de las RSF, algo que los paramilitares también niegan de manera rotunda.

La relación de Egipto con Sudán ha estado marcada desde hace tiempo por el apoyo de El Cairo a la cúpula militar del país. El presidente Abdelfatá Al Sisi, que llegó al poder tras un golpe militar en 2013, ha respaldado históricamente al Ejército de Sudán y a las facciones políticas afines.

Tras el derrocamiento en 2019 del presidente sudanés Omar al Bashir, Al Sisi trató de mejorar las relaciones bilaterales, al entender que un Sudán estable era vital para los intereses regionales de Egipto.

Egipto trató de contrarrestar las influencias regionales, en particular las de Etiopía y Turquía, al tiempo que aseguraba la cooperación en cuestiones como los derechos sobre el agua del río Nilo y el comercio transfronterizo. Al Sisi también pretendía evitar que el vacío político de Sudán fuera llenado por facciones hostiles a los intereses de Egipto.

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