La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha tratado de no dejarse arrastrar por las buenas noticias que llegaban este jueves desde Eurostat respecto de la evolución de los precios en la eurozona, al afirmar que el banco central aún no ha doblegado totalmente a la inflación, aunque está cerca de hacerlo, por lo que ha evitado comprometer una nueva bajada de tipos en la reunión del próximo mes de diciembre, asegurando que la entidad seguirá guiándose reunión a reunión por la información recibida.
"¿Hemos roto el cuello de la inflación? Todavía no. Pero, ¿estamos rompiendo el cuello de la inflación? Sí, creo que sí. Aún no está completamente roto, pero estamos cerca de lograrlo", ha admitido la francesa en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que "de forma unánime" decidió recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, la tercera bajada en lo que va de año y la segunda consecutiva.
La decisión del Consejo de Gobierno del BCE, descontada desde hace tiempo por el mercado, se había visto aún más reforzada horas antes de su anuncio, después de que Eurostat haya revisado a la baja la lectura del dato de inflación de septiembre para la zona euro, que se situó en el 1,7% en vez del 1,8% estimado inicialmente, lo que supone la menor subida de los precios en la región del euro desde abril de 2021.
En su comparecencia ante los medios, Lagarde ha subrayado que la información entrante "muestra que el proceso desinflacionario está bien encaminado", aunque la institución ha avisado de que en los próximos meses se espera un repunte de la tasa como consecuencia de efectos de base, aunque el 'Guardián del euro' confía en que la inflación disminuirá hasta el objetivo "en el transcurso del próximo año".
En este sentido, si bien la inflación interna sigue siendo alta, ya que los salarios siguen aumentando a un ritmo elevado, el BCE anticipa que las presiones sobre los costes laborales seguirán disminuyendo gradualmente y los beneficios empresariales amortiguarán parcialmente el impacto en la inflación.
A pesar de la buena marcha de la inflación, Lagarde ha reiterado que el Consejo del BCE no se compromete de antemano con una trayectoria de tipos en particular, subrayando la determinación del órgano para garantizar que regrese a la meta a medio plazo del 2% de manera oportuna, por lo que ha asegurado que se mantendrán los tipos de interés oficiales lo suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para alcanzar dicho objetivo.
"No abrí la puerta a nada", ha cortado Lagarde ante la insistencia de la prensa sobre la posibilidad de una nueva bajada de los tipos en la reunión del próximo diciembre, cuando el BCE actualizará sus proyecciones macroeconómicas. "No nos estamos comprometiendo de antemano", ha subrayado.
A este respecto, si bien la presidenta del BCE ha reconocido que, al tipo de interés actual, la política monetaria sigue siendo restrictiva, incluso tras el recorte de 25 puntos básicos anunciado hoy, ha defendido que "es necesario" y tendría que seguir siendo así hasta estar seguros de que haber alcanzado el objetivo del 2% a medio plazo. "Y eso llegará a su debido tiempo, pero todavía no hemos llegado a ese punto", ha asegurado.
"Se puede debatir hasta la saciedad sobre el riesgo de subestimar los objetivos y el riesgo de sobreestimar los objetivos (...) lo que está claro para todos es que todavía tenemos riesgos en ambos lados de nuestro pronóstico, al alza y a la baja, probablemente más riesgo a la baja que al alza", ha asegurado la francesa.
A pesar de los esfuerzos de Lagarde de eludir cualquier declaración que pueda ser tomada como un compromiso por el mercado de cara a la reunión de diciembre, su rueda de prensa ha evidenciado que, mientras las buenas noticias llegan desde el lado de la lucha contra la inflación, el tono es menos optimista desde el lado del crecimiento.
Sobre este aspecto, ha admitido que la información sobre la actividad económica de la eurozona sugiere que ha sido "algo más débil de lo esperado", aunque el mercado laboral sigue siendo resistente, a pesar de que las encuestas apuntan a una desaceleración del crecimiento del empleo y a una mayor moderación de la demanda de mano de obra.
A pesar de esta mayor debilidad de la economía, Lagarde ha expresado su confianza en que no habrá recesión y que la actividad de la zona euro se fortalecerá con el tiempo, ya que el aumento de los ingresos reales permitirá a los hogares consumir más, mientras los efectos del giro de la política monetaria deberían respaldar el consumo y la inversión.
"No vemos una recesión", ha afirmado Lagarde, añadiendo que el banco central aún sigue pensando en un escenario de aterrizaje suave, aunque ha admitido que la entidad se preocupa por el crecimiento en la medida en que tiene un impacto en la inflación.
En este sentido, ha señalado que los riesgos para el crecimiento económico "siguen siendo a la baja" y ha avisado que esto podría verse amplificado por fuentes de riesgo geopolítico, como la guerra en Ucrania y la situación de Oriente Próximo, que también podrían perturbar el suministro de energía y el comercio mundial.
Asimismo, en referencia al impacto en las relaciones comerciales entre Europa y Estados unidos en caso de una hipotética victoria electoral de Donald Trump, Lagarde ha advertido de que cualquier restricción, cualquier incertidumbre, cualquier obstáculo al comercio es de importancia para una economía tan abierta como la europea.
"Las barreras, los aranceles, los obstáculos adicionales a esa posibilidad de comerciar con el resto del mundo son obviamente un inconveniente", ha apostillado.
CONSOLIDACIÓN FISCAL
Por otro lado, la presidenta del BCE no ha desaprovechado la ocasión de recordar a los gobiernos de la zona euro que las políticas fiscales y estructurales deben apuntar a hacer que la economía sea más productiva, competitiva y resistente, lo que ayudaría a aumentar el crecimiento potencial y reducir la presión de los precios a medio plazo.
Para ello, ha señalado la importancia "fundamental" de aplicar rápidamente políticas estructurales concretas y ambiciosas como las propuestas por Mario Draghi para mejorar la competitividad europea y por Enrico Letta para potenciar el mercado único.
"Los gobiernos deberían ahora dar un paso firme en esa dirección en sus planes a medio plazo para las políticas fiscales y estructurales", ha defendido.
En este sentido, ha expresado su confianza en que las autoridades fiscales harán lo que tengan que hacer en términos presupuestarios y en materia de reformas estructurales, asegurando que el BCE cumplirá su parte manteniendo la estabilidad de precios. "Pero, por supuesto, nos interesa lo que hagan, porque todos tenemos que hacer nuestra parte", ha recordado.