Algunas de las organizaciones humanitarias y de desarrollo, entre ellas Alianza por la Solidaridad-ActionAid, Acción contra el Hambre, CARE, Mercy Corps, Concern Worldwide, World Vision y Save the Children, junto con la plataforma de ONG haitiana CLIO, han hecho un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que aumente la financiación y garantice un acceso humanitario seguro, ante el aumento del hambre extrema en Haití.
"Lo que estamos presenciando en Haití no es una escasez de alimentos, es una crisis de hambre. Aunque los mercados aún tengan alimentos, la violencia y la inflación han hecho que los precios estén fuera del alcance de millones de personas. Las familias están atrapadas en un ciclo de desesperación, y se necesitan medidas urgentes para romperlo", ha remarcado la presidenta de CLIO y directora de Alianza-ActionAid en Haití, Angeline Annesteus.
Según precisan, Haití está lidiando con "una de las peores crisis de hambre del mundo", con "casi la mitad de la población, o más de 5 millones de personas, enfrentando una inseguridad alimentaria aguda o peor".
Así, advierten, citando el último análisis del IPC, que 5,4 millones de haitianos sufren de inseguridad alimentaria aguda, y 2 millones, alrededor del 18% de la población, padecen hambre severa. De este grupo, 6.000 personas se enfrentan a la hambruna.
A esto contribuye la situación de violencia y la crisis de seguridad. Según explican las ONG, el 90% de la capital, Puerto Príncipe, está controlada por bandas armadas y los precios de las cestas de alimentos se han disparado.
La situación se ha ido agravando en las últimas décadas. Así, según recuerdan, en la década de 1980, la producción de alimentos de Haití era autosuficiente. En 2014, el 2% de la población de Haití padecía inseguridad alimentaria una cifra que ha aumentado hasta casi el 50% de la población, lo que la convierte en una de las 10 peores crisis del mundo. El año pasado, la situación se deterioró aún más, sumando otros 1,2 millones de personas a la inseguridad alimentaria.
Además, las ONG advierten de que la situación conflictiva impide la entrega de la ayuda. "Los suministros del sur, han estado bloqueados durante meses. El coste de los alimentos se ha disparado porque los camiones se ven obligados a pagar altos sobornos para pasar. Es difícil para los agricultores locales comprar y vender productos en los mercados, debido a los cierres de carreteras entre Puerto Príncipe y las provincias", comparte un trabajador humanitario.
Asimismo, señalan que la violencia ha provocado el desplazamiento interno de casi 580.000 personas desde su escalada a partir de marzo de 2024, más del doble que en 2022. "Dejé mi casa en Pétion-Ville porque las pandillas controlaban las calles, peleaban, quemaban casas y negocios. No podíamos salir. No podíamos ir a los mercados. No teníamos suficiente comida para comer. Nos vimos obligados a abandonar la zona en la que vivíamos", dice Alexandra, que ha huido a las afueras de Puerto Príncipe.
Las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables en esta crisis y, según advierten las ONG, en los campamentos de desplazados, niñas de tan solo 15 años se ven obligadas a intercambiar sexo por comida y las escuelas no funcionan en algunos de los barrios.
A pesar de los riesgos, las organizaciones humanitarias locales e internacionales sobre el terreno están logrando llegar a miles de personas aunque dicen que esto no es suficiente. Hasta la fecha, según denuncian, la respuesta humanitaria en Haití está "gravemente infrafinanciada, con menos del 36% de los fondos necesarios".
Por ello, reclaman a la comunidad internacional que aumente el apoyo financiero a las operaciones humanitarias, "incluidas las organizaciones locales y lideradas por mujeres que responden a la crisis alimentaria y de protección"; que garantice un acceso humanitario rápido, seguro y sin restricciones a todas las zonas necesitadas de Haití y que fortalezca el compromiso diplomático con la población haitiana, "para encontrar caminos sostenibles hacia la paz".