Madrid, 16 oct (EFE).- El problema de la vivienda en España, en especial para colectivos como los jóvenes, que encuentran poca y cara, protagoniza buena parte del debate político en el país, en medio de protestas sociales, soluciones alternativas como las casas móviles prefabricadas y anuncios del Gobierno para regular el alquiler turístico.
La caída de la oferta, por factores como los alquileres con fines turísticos, mucho más rentables para los propietarios, la ofensiva de los fondos de inversión en el sector inmobiliario y las compras de inversores extranjeros para conseguir visas "oro", han encarecido la vivienda hasta convertir el acceso a una casa en misión imposible para muchos españoles.
Tras una multitudinaria movilización social para denunciar el problema, el presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, anunció esta semana una nueva convocatoria del Bono Alquiler Joven -con doscientos millones de euros en ayudas para jóvenes de 18 a 35 años con rentas bajas- y un real decreto para regular los alquileres de viviendas con fines turísticos, muchos de ellos ahora al margen de la ley.
Sánchez, en una intervención en el Parlamento español, reconoció este miércoles que las políticas de estímulo a la demanda no resuelven por sí solas este drama y recordó algunas de las medidas anunciadas por su Gobierno, una coalición de izquierda, para sacar unas 185.000 viviendas al mercado y limitar los "abusos" de "fondos buitre", especuladores financieros.
El presidente ha asegurado que la Ley de Vivienda, que entró en vigor el pasado año, ha supuesto un cambio de paradigma y una caída de los precios del alquiler del 5 % en zonas tensionadas, por lo que pide tiempo y la colaboración de las administraciones regionales, en su mayoría gobernadas por la oposición conservadora.
Aunque los precios más altos se dan en grandes ciudades, en otras de tamaño medio, como Málaga, en el sur del España, el metro cuadrado cuesta unos 3.400 euros y el alquiler medio supera los 1.200 euros mensuales, por lo que alternativas como las viviendas móviles prefabricadas, mucho más baratas, multiplican las ventas.
"También en ciudades como Madrid y Barcelona. No todo el mundo tiene 300.000 euros para hipotecarse en una vivienda convencional", asegura una empresa que pasó de vender 50 de estas casas al año a llegar a las 300.
Miles de personas se manifestaron el pasado domingo en muchas ciudades españolas contra la carestía del alquiler, un problema social creciente que amenaza a muchas familias de ingresos bajos e impide a la mayoría de los jóvenes emanciparse.
"No hay policías, juzgados ni matones suficientes" para desahuciarlos a todos si dejan de pagar sus rentas, advirtió uno de los colectivos convocantes.
Desde la izquierda, reclaman al Gobierno socialista una intervención decidida en el mercado, mientras la oposición conservadora pide mayor desregulación.
"Todo lo que sea intervenir regulando, poniendo límites, lo único que hace es sacar viviendas del mercado. Al propietario, cuantas más limitaciones haya, más miedo le da y lo que hace es sacar de la oferta su propiedad", denunció por su parte el principal grupo opositor, el Partido Popular.
La oferta de viviendas en venta se redujo un 10 % en el tercer trimestre del año en toda España, cerca del 20 % en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, según datos de portales inmobiliarios.
Extranjeros firman el 20 % de las operaciones
Paralelamente, la compra de vivienda en España por extranjeros remontó un 1,8 % interanual en la primera mitad del año, tras dos semestres de caídas, y representó más del 20 % del total de este tipo de operaciones.
Aunque británicos, marroquíes y alemanes lideraron las compras, los mayores aumentos de las operaciones los protagonizaron polacos, ucranianos, colombianos y estadounidenses. EFE