David Álvarez
Ciudad de México, 16 oct (EFE)- El cineasta e hijo de migrantes Andrés Lira relata en su cortometraje 'Primero, sueño' la dura experiencia de los campesinos mexicanos que cruzan la frontera y son empleados informalmente para cultivar las tierras de los estadounidenses, “quienes no reconocen el valor del migrante en su país”, según asegura.
Lira, quien presentará su trabajo en la sección Michoacana de la 22º edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) que comienza este viernes, aseguró en una entrevista con EFE que Estados Unidos lleva años violando los derechos humanos de los campesinos.
“La mayoría de la gente en los Estados Unidos piensa que el migrante viene a quitarles algo que solamente le sacan al Gobierno, pero la realidad es lo opuesto, el Gobierno es el que saca demasiado al inmigrante”, defendió Lira.
El filme, que focaliza la ardua labor campesina en EE.UU., narra a través de las voces de distintos migrantes su experiencia, que, según el documentalista, el mexicano resiste porque de donde viene es una realidad mucho más difícil que el futuro que le espera en territorio estadounidense.
“Saben que la gente que viene, el migrante, tiene bastante desesperación de poder ganar algo, de poder comprar una casa, de sobrevivir. Explotan esa necesidad porque saben que los ciudadanos americanos no van a hacer este tipo de trabajo”, argumentó.
Según la experiencia de Lira, la mayoría de estos mexicanos laboran durante años en estas condiciones para volver luego a su tierra, “a sus ranchos”, donde construyen casas con los ahorros obtenidos y buscan “una oportunidad de poder crear una vida más tranquila” para sus hijos.
El documental se grabó en el estado de California, en el suroeste de Estados Unidos, lugar del que provienen más de la mitad de las frutas y verduras del país norteamericano.
Además, es un estado donde los inmigrantes representan el 75 % de la mano de obra agrícola, de los que muchos están indocumentados, según indica la última escena de la obra.
Para Lira todo es parte de una estrategia y de un sistema que no da facilidades a los migrantes para poder regularizar sus situación en EE.UU., con personas que tras más de 20 años “batallando” y con sus hijos en la universidad, aún no han recibido su permiso de residencia.
El director, al quien se le ocurrió la idea del corto para la tesis de su carrera y la materializó durante la pandemia de covid-19, entrevistó a campesinos afectados, pues muchos de ellos eran amigos suyos o de sus padres y tíos, que, al igual que Lira cuando era niño, trabajaron en los campos estadounidenses.
“Si no fuera parte de esta comunidad, de una familia de campesinos, habría sido mucho más difícil poder tener esa confianza de los trabajadores (…) muchos tienen miedo, al igual que yo, de que al ser indocumentados sean detenidos”, refirió el autor sobre la dificultad de hallar historias en primera persona para el filme.
A pesar de las malas prácticas que denuncia en EE.UU., Lira recalca que muchos migrantes escapan de la inseguridad y las malas condiciones en los campos mexicanos, por lo que sus historias son “necesarias porque México tiene un sector agricultor muy importante”, especialmente en las zonas de donde provienen los migrantes, como el estado de Michoacán (en el occidente de México) donde se celebra el FICM. EFE