Marine Le Pen pone en duda la instrucción del juicio que la puede inhabilitar

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Antonio Torres del Cerro

París, 15 oct (EFE).- Marine Le Pen, líder de la ultraderecha francesa, cuestionó la manera en la que se ha llevado a cabo la instrucción del juicio que puede desembocar en su inhabilitación política, lo que la impediría a ser candidata a las presidenciales de 2027.

"¿Puede ser que la instrucción haya decidido fijarse en un contrato (de asistente parlamentario) de manera aleatoria, ¿por qué unos asistentes están encausados y otros no, si funcionaban de la misma manera, de manera colectiva?", cuestionó Le Pen ante el tribunal que la juzga junto a otros 26 miembros del Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional) por malversación de fondos públicos.

Este proceso trata sobre la posible utilización de forma indebida de los asistentes parlamentarios de los eurodiputados del Frente Nacional, quienes, pagados por el Parlamento Europeo (PE) durante un periodo que abarca, al menos, desde 2010 y 2016, habrían trabajado para el propio partido.

Incisiva a la hora de responder a las preguntas de los fiscales y la presidencia del tribunal, la candidata a las presidenciales de 2012, 2017 y 2022 se mostró indignada por considerar que, en la vista del lunes en la que también había sido interrogada, se había puesto en duda su "seriedad" respecto al cumplimiento de las reglas del PE.

"Para nada he burlado las reglas, las puedo cuestionar, la manera en la que el PE las analiza a posteriori, el formalismo también, pero no paso de las reglas, cuando tenemos conocimiento de ellas, las aplicamos", agregó.

La líder del partido nacional-populista explicó que su formación "compartía" los asistentes a los que tenía derecho, sobre todo entre 2010 y 2014 cuando la formación ultra contaba solo con tres eurodiputados: Jean-Marie Le Pen, su hija Marine y Bruno Gollnisch.

Entre ellos, figuraba Micheline Bruna, quien fue contratada como asistente de Marine Le Pen y Gollnisch al mismo tiempo que era la secretaria personal del patriarca Jean-Marie, quien hasta 2011 fue el presidente del partido.

"Con los pocos que éramos, era imposible no compartir (asistentes), esa situación era del conocimiento de la Eurocámara, en esa época (2010-2014) eran menos rígidos", sostuvo la dirigente nacionalista, quien subrayó el "buen trabajo" que hicieron funcionando así, pues en las elecciones europeas de 2014 pasaron de 3 a 23 eurodiputados.

Le Pen también será interrogada mañana en un proceso que terminará a finales de noviembre.

En la octava vista del juicio, volvieron a ser interrogados la exsecretaria de Jean-Marie Le Pen y su antiguo guardaespaldas, Micheline Bruna y Thierry Légier, respectivamente, sospechosos de haber sido remunerados por el PE para trabajar para el partido.

También compareció este martes la actual eurodiputada Catherine Griset, quien está acusada de haber sido cómplice en la supuesta malversación.

La estrecha excolaboradora de Marine Le Pen intentó defender que ella, efectivamente, no trabajaba para el partido (entonces llamado Frente Nacional) mientras era remunerada por el PE.

"Nunca he trabajado para el partido, he trabajado para Marine Le Pen como personalidad (...) Yo era la puerta de entrada a Marine Le Pen, la gente se dirigía a mí en vez de a ella", declaró Griset, visiblemente incómoda.

El organigrama del FN levantó serias dudas a los miembros del tribunal, pues en él figuraba también Griset, en un primer momento como asistente de Marine Le Pen (desde 2008 al 2015) y, a partir de ese año, como jefa de gabinete.

Ambas funciones partidarias coincidían con el periodo en el que estuvo contratada como europarlamentaria con la obligación de residir en Bruselas. Precisamente, su estancia en la capital de la UE ocupó parte del interrogatorio.

Según la investigación interna del PE, entre octubre de 2014 y agosto de 2015, Griset, antigua cuñada de Le Pen, habría pasado apenas 740 minutos en el PE, equivalente a 12 horas de trabajo.

La acusada, hoy de 52 años, admitió que, durante su trabajo para la UE, vivió en dos localidades a las afueras de París (Plaisir y, después, Garches), donde su hija estaba escolarizada.

"Mi residencia fiscal estaba en Bélgica, pero yo estaba allí todo el rato (...) Quizá dos veces (por semana)", se limitó a comentar, momento en el que la presidenta del tribuna, Bénédicte de Perthius le recordó que en la instrucción había asegurado vivir en la capital belga.

La actual europarlamentaria ganó, mensualmente, 2.654 euros entre 2010 y 2014 y 3.206 euros entre 2014 y 2016. EFE

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