(Bloomberg) -- El impacto duradero de los antiguos imperios europeos sobre el crecimiento constituye la base de la investigación de tres académicos radicados en Estados Unidos que compartirán el Premio Nobel de Economía 2024.
Daron Acemoglu y Simon Johnson —ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional— junto con James A. Robinson, fueron elogiados por su análisis de cómo se puede alcanzar la prosperidad y la importancia de las instituciones en ese proceso.
La relevancia de su trabajo hasta el día de hoy, a la hora de discernir por qué algunos países son ricos y otros mucho más pobres, fue resaltada por la Real Academia Sueca de las Ciencias en Estocolmo, cuyo premio de 11 millones de coronas (US$1,1 millones) será compartido entre los tres.
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“Reducir las enormes diferencias de ingresos entre los países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo”, declaró el lunes en un comunicado Jakob Svensson, presidente del Comité para el Premio en Ciencias Económicas de la Academia. “Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”.
En la descripción del jurado, las investigaciones de los tres académicos mostraron cómo el camino hacia la prosperidad puede variar en parte debido a las estructuras establecidas en los países colonizados por los europeos.
“En lugares donde los europeos enfrentaban altas tasas de mortalidad, no podían asentarse y era más probable que establecieran instituciones extractivas”, escribieron los economistas en un trabajo conjunto publicado en 2001. “Estas instituciones persistieron hasta el presente”.
De los tres galardonados, Johnson es probablemente más conocido por su paso por el FMI. Aunque breve —solo desde marzo de 2007 hasta agosto de 2008—, coincidió con el inicio de la crisis financiera mundial.
Es profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts junto con su colega Acemoglu. Son coautores de un libro publicado en 2023 titulado Poder y progreso: nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad.
“En términos generales, el trabajo que hemos realizado favorece la democracia”, indicó Acemoglu por teléfono en la conferencia de prensa posterior al anuncio del premio. “Los países que se democratizan a partir de regímenes no democráticos terminan creciendo, en unos 8 o 9 años, más rápido que los regímenes no democráticos, y es una ganancia sustancial. Pero la democracia no es una panacea. Introducir la democracia es muy difícil”.
En una entrevista con Bloomberg publicada este mes, Acemoglu puso en duda la posibilidad de que la inteligencia artificial esté a la altura de las expectativas y predijo que “se va a malgastar mucho dinero”.
Robinson, el tercer ganador, es profesor de la Universidad de Chicago. Junto con Acemoglu es coautor de Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, un libro Libro publicado por primera vez en 2012.
El premio, conocido formalmente como Premio Sveriges Riksbank de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, fue creado en 1968 por el banco central sueco. Complementa los premios anuales a los logros en física, química, medicina, literatura y paz, que fueron establecidos en el testamento de Alfred Nobel, el inventor sueco de la dinamita fallecido en 1896.
Nota Original: Nobel Prize Goes to Economists Studying Europe’s Colonial Legacy
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--Con la colaboración de Ott Ummelas.
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