Luxemburgo, 14 oct (EFE).- Los Veintisiete aprobaron hoy el mandato negociador de la UE para la conferencia climática COP29 de la ONU que se celebrará en noviembre en Bakú, sin que el bloque comunitario haya desvelado aun qué contribución financiera está dispuesto a aportar para asistir a los países pobres y vulnerables.
El texto de conclusiones no muestra todas las cartas, pero sí marca las líneas generales para esa negociación internacional y ha logrado un consenso en torno a aspectos que dividían a los Estados miembros: la mención a la energía nuclear y el objetivo de recorte de emisiones de la UE en 2040.
La reunión para cerrar el texto, que llegaba con flecos abiertos a la mesa de los ministros de Medioambiente, se celebró a puerta cerrada y se alargó más de lo previsto en la discusión sobre esas dos cuestiones.
El primero es un debate intraeuropeo que rezuma en cada texto relacionado con la energía que se negocia en Bruselas, con un bloque de una docena de países a favor de la energía atómica, liderados por Francia; otro en contra de la nuclear, donde se encuentran Alemania y España, y la Comisión Europea dejando a los países elegir.
"No estoy preocupado, no amenaza nuestra habilidad para negociar en la COP. Tengo confianza en que, pese a las diferencias entre los Estados miembros, seguiremos desarrollando política y diplomacia climática", resumió en rueda de prensa el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, que negociará en Bakú en nombre de la UE.
El documento finalmente adoptado no hace referencia expresa a la energía atómica y, en su párrafo 26, simplemente llama a "triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar la tasa anual global promedio de mejoras en eficiencia energética para 2030, además de acelerar las tecnologías de emisión cero y baja".
El segundo punto, aunque también es parte del debate doméstico, tiene más trascendencia en el espejo global. La UE se ha obligado legalmente a recortar sus emisiones en un 55 % en 2030 respecto a 1991 y al bloque el costaría seguir presumiendo de "liderazgo" climático si reduce la velocidad en la década posterior a la actual.
La Comisión Europea ha propuesto que el recorte en 2040 sea del 90 % respecto a 1991, pero los Veintisiete aún no han aprobado ese objetivo y en la negociación ministerial preocupaba cómo reflejarlo en las directrices de la UE para la COP29, porque puede sentar precedentes tanto dentro como fuera de la UE, en un sentido y en otro.
Finalmente, el documento "acoge con satisfacción la publicación de la Comunicación de la Comisión sobre el objetivo climático de Europa para 2040 y sobre el camino hacia la neutralidad climática para 2050 como máximo, y toma nota de sus recomendaciones en línea con la ciencia", que sentará la "base para la discusión" entre los Veintisiete, que, por otro lado, también llaman a "los grandes emisores a aumentar su ambición".
El documento marca las líneas maestras de la misión de Hoekstra, pero aún no se han abarcado los compromisos financieros que pueda asumir la UE en Azerbaiyán, más allá de un ambiguo mandato adoptado previamente por los ministros de Economía.
"Eso se sabrá en Bakú. Nadie quiere enseñar las cartas", decía una fuente diplomática en vísperas del consejo de ministros.
El comisario cree que hay probabilidades de éxito en la COP29, pero reconoció que "el paisaje no será fácil, con toda la tensión geopolítica alrededor" y por "las posiciones en términos de ambición climática, que desafortunadamente están muy alejadas".
El objetivo de la UE, resumió Hoekstra, es "incrementar la financiación pública y privada, que el dinero llegue a quien más lo necesita", como los pequeños Estados insulares y los países en desarrollo y, por último, que los países que puedan contribuir "asuman sus responsabilidades como está haciendo la UE".
Se trata de una referencia velada a China pues la UE quiere presionar a Pekín de que forme parte del club de donantes en los mecanismos de financiación para ayudar en la transición a los países en desarrollo a partir de 2025.
La UE quiere mantener vivo el objetivo de que las temperaturas no suban más de 1,5 grados a final de siglo respecto al inicio de la Revolución Industrial, y eso pasa en gran medida por forjar un acuerdo sobre un "objetivo colectivo cuantificado" de contribuciones.
El Acuerdo de París de 2015 contemplaba 100.000 millones de euros en transferencias de países ricos a países necesitados para 2020, hito que se alcanzó en 2022, y ahora toca preparar el camino más allá de 2025.
La UE también busca, entre otros puntos, que los planes nacionales de todos los países, que se revisarán en 2025, incluyan objetivos de reducción "absolutos y a nivel de toda la economía que abarquen todos los gases de efecto invernadero".
Por último, el bloque comunitario insiste en retirar los combustibles fósiles de los sistemas energéticos -esencialmente el carbón de la producción de electricidad- de manera "justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica".
Y apunta explícitamente al "sector de los combustibles fósiles" a la hora de "identificar y hacer uso de fuentes de financiación existentes, nuevas e innovadoras" para ayudar "a los países más vulnerables". EFE
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