Isaac J. Martín
Batroun (Líbano), 13 oct (EFE).- Los vecinos de la ciudad turística de Batroun, en el norte del Líbano, dicen haberse visto desbordados por la ola de desplazados que han llegado a esta pequeña población costera. Entre el sí y el no, algunos ayudan y los acogen, pero otros dicen que ya no pueden más.
En el zoco antiguo de la ciudad, Cynthia Sanour, nacida en Batroun, se conoce bien las calles empedradas de esta ciudad que hasta el momento está segura de los bombardeos israelíes, si bien ayer estos cayeron por primera vez en la aldea cristiana de Deir Billa, a unos 20 kilómetros, y dejaron dos muertos, según el Ministerio de Salud Pública libanés.
"El miedo que tengo es que se incremente porque ya no hay lugar. Batroun está lleno", afirma a EFE, quien asevera que la cultura de los desplazados es "diferente" a la suya en la ciudad, poblada mayoritariamente por cristianos maronitas, y que acoge oficialmente a más de mil de desplazados.
Sanour elogió a los políticos que dominan la escena en Batroun, entre ellos el líder del Movimiento Patriótico Libre (FPM), Gebran Bassil, que es yerno del último presidente del Líbano, Michel Aoun.
Ayer, en un discurso, Bassil dijo que "prolongar la ocupación", en referencia a la invasión que Israel lleva a cabo en el sur del Líbano desde hace casi dos semanas, "significa un desplazamiento permanente dentro del Líbano, que ya está atestado de desplazados y refugiados".
Bassil se refirió así a los cientos de miles de refugiados sirios que escaparon a Líbano a causa de la guerra civil, una población extranjera que cada vez causa más rechazo entre los libaneses
De los alrededor de 1,2 millones de desplazados internos que ha dejado hasta el momento esta guerra en casi tres semanas, según cifras oficiales, más de 300.000 sirios han cruzado a su país de origen, pero muchos otros permanecen.
En una casa casi a orillas del mar Mediterráneo, aparece una vecina que prefiere mantenerse en el anonimato y dice a EFE que "todos los desplazados son libaneses" porque a los sirios "no se les consideran desplazados".
Pero el problema con los desplazazos es que con ellos existe un miedo a que llegue "personal militar de Hizbulá", apunta también otro de los vecinos que no quiso dar su nombre.
"Tienen miedo de los desplazados porque no saben quiénes son, si son civiles o personal militar relacionado con Hizbulá", indica.
Israel ataca objetivos por todo el Líbano desde hace un año, persiguiendo a figuras relevantes dentro de Hizbulá, pero sin considerar si éstos están ubicados en lugares civiles densamente poblados.
Musa Oweida y Husein Ibrahim Oweida son dos desplazados del sur del Líbano que han terminado en Batroun, adonde han llegado hace escasos quince días.
Husein tiene claro que son "una única patria y una misma familia": "Gracias a Dios tenemos un pueblo muy bueno, sea cristiano, druso, suní o chií. No hay diferencias", dice, en referencia al crisol de 18 sectas religiosas que conforman el Líbano y que conviven, o al menos intentan convivir, en barrios que mayormente están segregados por comunidades.
Sin embargo, Husein confía en la Resistencia - la alianza antiisraelí liderada por Irán de la que forma parte Hizbulá- y en el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, líder de Amal - partido chií socio de Hizbulá- y que se ha erigido como la figura diplomática para intentar resolver la guerra, que ya ha dejado más de 2.200 muertos en un año, entre ellos más de 1.200 durante las últimas tres semanas.
A su lado está Musa, que afirma que "sólo hay algo" que le molesta: "los alquileres son muy altos".
El Líbano sufre una aguda crisis económica desde 2019 que hizo que la moneda local haya perdido casi todo su valor frente al dólar y causado una inflación galopante.
De esta crisis de desplazados ha surgido una iniciativa llamada "Bridge for Support" en Batroun. En un parque de la ciudad se reúnen para dar todas las necesidades a los desplazados. Abunda la ropa, también de invierno, que pronto llegará al país.
Myriam Lahoud, de Batroun, forma parte de este equipo de voluntarios y dice a EFE que "en cualquier crisis, la persona siempre necesita satisfacer sus necesidades básicas, comida, bebida, ropa y un lugar para dormir, y desde el inicio de la crisis, hemos intentado proporcionarle a la gente comida y colchones para dormir".
En ese grupo está también Afif Hamdan, que se unió hace poco a la iniciativa ya que él mismo es un desplazado desde el pasado 23 de septiembre.
"Sentí que mi deber como desplazado es ayudar a mi gente desplazada", zanja.EFE
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