Tribunal Supremo iraní anula la pena de muerte contra una activista sindical y de DD.HH

El Tribunal Supremo de Irán revisará el caso de Sharifeh Mohammadi, activista detenida y condenada por "rebeldía" a raíz de acusaciones de pertenencia a un partido separatista kurdo

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Teherán, 12 oct (EFE).- El Tribunal Supremo de Irán anuló la pena de muerte dictada contra la activista sindical y de derechos humanos Sharifeh Mohammmadi, acusada de “rebelión armada contra el Estado”.

“El Tribunal Supremo del país anuló el veredicto de mi clienta, la señora Sharifeh Mohammadi, y remitió el caso a otra Corte para su nueva revisión”, afirmó este sábado su abogado Amir Rareisian, en declaraciones al diario Shargh.

Mohammadi, de 54 años, fue condenada a muerte por el Tribunal Revolucionario de Rasht, en julio pasado, por “rebelión armada contra el Estado”, al ser acusada de ser miembro del partido separatista kurdo Komala, considerado ilegal por la República Islámica, y de pertenecer a un grupo de activistas sindicales, en un país donde la participación sindical fuera de las organizaciones autorizadas y controladas por el Estado, está prohibida.

Según Amnistía Internacional estas acusaciones fueron refutadas por una fuente cercana a la familia, que afirmó que Mohammadi no tenía “nada que ver con Komala” y que era miembro de un sindicato local hasta 2011.

Amnistía indicó que el juicio contra Mohammadi, que consistió solo en una sesión de 30 minutos, “fue manifiestamente injusto”, ya que fue conectada “desde la prisión a través de una videoconferencia y se le negó el derecho a hablar”.

La ingeniera de diseño industrial y activista sindical, había sido detenida en diciembre de 2023 y trasladada a un centro de detención en Rasht, donde fue sometida a “tortura y malos tratos”, siempre de acuerdo con la ONG internacional.

Mohammadi, como activista sindical y de derechos humanos, apoyo a las mujeres y criticó las detenciones durante las protestas que desataron en Irán tras la muerte bajo custodia de la joven kurda Mahsa Amini, en septiembre de 2022, tras ser arrestada por no llevar bien puesto el velo islámico.

Su muerte desencadenó meses de protestas contra la República Islámica, que fueron apagadas con una brutal represión que se saldó con unas 500 muertes, 22.000 detenciones y 10 ejecuciones. EFE

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