Isaac J. Martín y Ana María Guzelian
Beirut, 11 oct (EFE).- Un hombre escala este viernes el edificio colapsado en pleno corazón de Beirut tras un ataque de anoche atribuido a Israel. Con el móvil en la mano y en una videollamada comienza a señalar las casas y empieza a decir: "este era la casa de Ammo y la otra de Samia, ¿recuerdas?". Ambas, junto a otras decenas, han desaparecido bajo los escombros.
Algunos cuadernos de deberes, un Corán, marcos de puertas o incluso fotografías son algunos de los objetos que yacen en el montículo en que ha quedado convertido el edificio de cuatro plantas. Uno de los residentes, sentado y con la mirada perdida, ha podido coger una maleta y recoger lo que quedó.
Ataques atribuidos a Israel lanzados ayer, jueves, tuvieron como objetivo dos barrios residenciales de la capital del país mediterráneo y mataron a al menos 22 personas, aunque los rescatistas siguen buscando desaparecidos.
Uno tuvo como blanco el distrito de Basta, donde un edificio colapsó y segó once vidas, o posiblemente más; mientras que el resto en Ras al Nabaa, que se sitúa relativamente cerca de la Embajada de Francia en el Líbano.
Ante una marabunta de personas que se agolpaba para ver y sacar fotografías de los restos del edificio, está Khaled Jaafar, residente de la zona de Basta.
"Beirut es la capital, una zona residencial, una zona segura, el lugar que fue atacado era un lugar seguro en el que había civiles y desplazados. No hay ningún objetivo militar, lo que es obvio a la vista de todo el mundo. Somos los residentes de esta zona y todos nos conocemos. Conocemos a la mayoría de los mártires, son parientes, sus familias son parientes, no hay objetivos militares, sólo civiles", indica a EFE.
Entre los muertos había una familia de ocho personas, entre ellas tres niños, que se vieron forzados a abandonar su hogar en el sur del Líbano y desplazarse a Beirut por los bombardeos israelíes que no cesan desde hace más de dos semanas en esa zona del país y en otros puntos, como en el este y en los suburbios meridionales de la capital, conocidos como Dahye.
Otra persona que estaba cerca del momento del ataque en Basta, que prefiere mantener el anonimato, dice a EFE que "en el momento de la destrucción" vio a "mucha gente herida y muerta, hombres y mujeres, niños, niños inocentes que no tienen nada que ver con lo que está pasando".
"Estábamos aquí y siempre estaremos aquí, siempre nos enfrentaremos a este enemigo, a esta maldad y a todo lo que hacen. Somos los correctos", asevera.
Uno de los supuestos objetivos de esta acción que resonó por prácticamente toda la capital era el jefe de la unidad de Enlace y Coordinación del grupo chií libanés Hizbulá, Wafiq Safa.
Sin embargo, los canales de televisión libaneses Al Mayadin y Al Manar, citando a responsables de la formación, indican que Safa sobrevivió.
Hasta el momento, Hizbulá no se ha pronunciado ante esta información ni Israel ha confirmado estas acciones.
En Ras al Nabaa, la situación es un poco diferente. Se ve claramente cómo una planta de uno de los edificios ha sido el objetivo, pero también destruyó prácticamente todo lo que le rodeaba.
Hani al Hous tiene una tienda a dos edificios del ataque y que hoy ha abierto.
"Yo estaba aquí 25 minutos antes del ataque y después corrí aquí para ver si las puertas de la tienda estaban rotas o dañadas. La situación era caótica, había víctimas. Cualquier pérdida material puede ser redimida lo que es importante que ningún alma se pierda y esto es el Líbano. Ahora estamos en guerra", relata a EFE.
Su tienda, en la que vende electrónica, era la única abierta de esa calle. Otras personas paseaban por la zona que estaba siendo precintada y una excavadora había llegado para retirar con rapidez los escombros y restos del edificio que estaban por la carretera.
"Volví a abrir hoy porque quiero seguir adelante y continuar, tengo una familia", señala.
No quiere terminar sin decir que ahora "hay más caos" que en la guerra de 2006 que enfrentó a Israel y el Líbano, pero "no somos conscientes de lo que está ocurriendo. Antes lo sabíamos y ahora no", sentencia.EFE
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