Ciudad de Guatemala/San Salvador, 10 oct (EFE).- El proyecto Acción Temprana Comunitaria en Centroamérica (ATECA) de Oxfam es un esfuerzo comandado mayoritariamente por mujeres que busca capacitar a las comunidades para fortalecerlas en la prevención de amenazas climáticas y alimentarias que se viven en la parte del Corredor Seco entre Guatemala y El Salvador.
Rubí Hernández es una de las 80 lideresas guatemaltecas del proyecto, el mismo que inicia al sur de México, en el estado de Chiapas, y termina en Costa Rica, comunidades, como las de Hernández en el departamento de Chiquimula, se enfrentan a fenómenos meteorológicos como la canícula, que es la reducción de las precipitaciones en la temporada de lluvias provocando sequías o al contrario, periodos con lluvia abundante.
“Nosotras ya estamos preparadas para capacitar a las personas de nuestra comunidad (...) Yo le digo a mis compañeras que pongan su frente en alto, que intercambiemos experiencias y representemos a nuestra gente”, sostiene Hérnandez en una entrevista con EFE, quien también es participante de proyectos impulsados por la asociación de servicios y desarrollo socioeconómico de Chiquimula (ASEDECHI).
De acuerdo con la oficial humanitaria de Oxfam en El Salvador, Aura Alas y Víctor Sosa, que ocupa el mismo cargo en Guatemala, esta situación climática pone en riesgo la seguridad económica y alimentaria de estos territorios.
Así lo han observado en las 48 comunidades en las que trabaja la tercera fase del programa, las cuales están ubicadas en los municipios de Carolina y San Antonio de los departamentos de San Miguel y Morazán en El Salvador o en los departamentos de Baja Verapaz y Chiquimula, para el caso de Guatemala.
Ante esta situación, ambos coinciden que liderazgos locales como el de Hernández son clave en la ejecución y difusión de la cultura de “acción anticipatoria” ante desastres que son comunes en la zona, como los fenómenos climáticos de El Niño o La Niña.
“La acción anticipatoria la enfocamos de manera integral con el tema de la seguridad alimentaria”, afirma Alas para el caso de El Salvador, donde han construido macrotúneles, fortalecido las capacidades apícolas e innovado las prácticas agrícolas nativas para diversificar los medios de vida e ingresos de los habitantes.
Para complementar esta labor, Abraham Guevara de la Fundación Campo, una de las organizaciones que colabora con ATECA en el país salvadoreño, explica que una de las de las acciones anticipatorias más importantes es el Sistema de Alerta Temprana (SAT), que se conforma por observadores locales donde se genera evidencia científica sobre estos fenómenos climáticos.
“Por ejemplo, ahora con el exceso de lluvia, el rol de los observadores locales es hacer un reporte cada 24 horas de la precipitación pluvial para identificar la capacidad que tienen nuestros territorios de absorción de lluvia y, así, poder tomar decisiones”, agrega.
Una de las observadoras pluviales en el caserío El Matazano de El Salvador es María del Carmen Portillo, que también ocupa la subcoordinación de la Comisión de Protección Civil de dicha demarcación, y manifiesta que ahora sabe detectar los riesgos con anticipación.
Además, apunta que por este proyecto, en el que predominan las lideresas, ahora las mujeres “son tomadas en serio en la comunidad”.
“Demostramos que las mujeres sí podemos liderar, gestionar y dirigir un grupo de personas. Cuando el proyecto termine nosotras vamos a seguir, eso nos hace creer en nosotras mismas”, sostiene Portillo tras confirmar que la tercera fase de ATECA inició en enero de 2023 y finalizará en diciembre de 2025.
Otro grupo que se ha visto motivado en la activación del programa en Guatemala, son los jóvenes, así lo asegura el coordinador de proyectos de Asociación Corazón Del Maíz, Juan Antonio Guevara.
Con ATECA, detalla, los jóvenes reciben formación técnica y se “atreven” a emprender, aspecto que contribuye “ a la mejora la economía del hogar y, al mismo tiempo, disminuye los índices de desnutrición” .
En este proceso de apropiación de los conocimientos por parte de las poblaciones y los liderazgos locales, los oficiales humanitarios de Oxfam, la Fundación Campo, la Asociación Corazón Del Maíz y ASEDECHI esperan que una vez que finalice ATECA estas actividades sean retomadas por las autoridades gubernamentales.
Considerando que, al momento, este proyecto cubre de forma directa a 7.746 personas, en El Salvador a 2.323 y a 5.423 en Guatemala, además de la cobertura indirecta, que es de un total de 40,378.
Uno de los retos de continuidad, comentó Guevara es “dejar bien definidos los estándares y protocolos de los equipos ATECA”, así como “visibilizar” la importancia de su trabajo a nivel local y nacional.
“Cada día las acciones que realizamos ayudan a que más personas mejoren sus capacidades para afrontar el cambio climático que vivimos y viviremos, porque mucho de esto es irreversible”, concluyó. EFE
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EFE cuenta con el apoyo de Oxfam en la elaboración de este contenido.