Seúl, 8 oct (EFE).- Un informe presentado este martes para el que se entrevistó a un centenar de norcoreanos que residen en el aislado país subraya el persistente deseo de su ciudadanía de acceder a contenidos multimedia foráneos pese al endurecimiento de las penas impuestas a los que los consuman.
El reporte, titulado "Preguntando a 100 norcoreanos. Información exterior en Corea del Norte: tendencias de consumo de medios en 2024", busca trazar una panorámica actual de qué tipo de contenidos extranjeros consumen los norcoreanos y cómo acceden a ellos.
El 85 % de los 100 encuestados afirmó tener un smartphone (aunque ninguno de los dispositivos puede conectarse a Internet, solo a una suerte de intranet controlada por el régimen) y el 72 % dijo poseer un "Notel", dispositivo fabricado en China similar a un reproductor portátil de DVD que integra también entradas de USB y SD y permite sintonizar televisión y radio y es muy popular en Corea del Norte.
El éxito del "Notel" responde a que, aparte de ser portátil y llamar menos la atención, es más fiable que una televisión (un volumen menor de encuestados, el 69 %, dijo poseer un televisor), el cual consume más energía y debe conectarse a una red eléctrica que en el caso de Corea del Norte sufre continuos apagones.
A su vez, para el 55 % la fuente primaria de contenidos extranjeros son los dispositivos de memoria, y el 83 % dijo poseer lápices USB, el 49 % tarjetas SD y el 58 % tarjetas micro SD.
Tanto el principal investigador del estudio, Shin Dae-jin, como Lee Kwang-baek, el presidente del grupo mediático UMD, que publica el informe, destacaron la creciente importancia que están teniendo las tarjetas micro SD.
Lee afirmó que UMD, que publica el diario especializado sobre Corea del Norte Daily NK usando fuentes dentro del país, ha estado introduciendo contenidos en estas diminutas tarjetas en el país incluso durante la pandemia, cuando las fronteras se cerraron a cal y canto, y Shin recordó que cualquier norcoreano que corra el riesgo de ser descubierto con una micro SD puede tragársela sin peligro para hacerla desaparecer.
En su mayoría, estas memorias se utilizan para almacenar contenidos audiovisuales producidos en el extranjero (el 97,7 % de los encuestados dijo usarlos para eso), principalmente en China (el 88,4 % dijo consumir material de ese país) y Corea del Sur (el 87,4 % dijo consumirlo).
El 95 % aseguró ver películas o series de televisión, el 62 % programas musicales y el 23 % programas televisivos de entretenimiento.
En cuanto a la música contenida en esos dispositivos, el 75,8 % dijo escuchar canciones surcoreanas, frente al 32,6 % que afirmó oír canciones chinas y el 6,3 % que dijo consumir música estadounidense.
La enviada especial estadounidense para la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, Julie Turner, clausuró la presentación en Seúl del informe recordando que desde 2020 Pionyang ha aprobado tres leyes ideológicas "perversas" que endurecen los castigos -en algunos casos se impone la pena de muerte- para aquellos que consuman materiales de fuera o imiten comportamientos que aparezcan en dichos contenidos.
En ese sentido, el 30 % de los encuestados dijo que el consumo de estos elementos en Corea del Norte implica a día de hoy un "riesgo significativo" y el 57 % que supone un "riesgo extremo".
Al mismo tiempo, la norcoreana Kang Gyu-ri, que huyó de su país hace un año y participó en la presentación del informe, ratificó los efectos que el consumo de productos multimedia foráneos tiene en los norcoreanos (el 65 % dijo sentir más curiosidad por la sociedad sureña y casi una tercera parte admitió haber intentado imitar el habla o la moda de Corea del Sur tras estar en contacto con audiovisual extranjero).
Kang también admitió que desde 2022 se ha vuelto imposible -ni siquiera pagando sobornos- librarse de un severo castigo si se es descubierto viendo vídeos de fuera, pero instó a seguir enviando contenido de contrabando dentro del país para que la juventud tenga acceso a "información adecuada", conozca mejor la realidad dentro y fuera de su país y se vea empoderada para operar cambios sociales. EFE
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