Los pescadores libaneses se quedan en tierra en Sidón tras las amenazas israelíes

Pescadores de Sidón se abstienen de salir al mar tras advertencias del Ejército israelí, mientras desplazados por la violencia enfrentan incertidumbre y luchan por mantener su vida cotidiana en la ciudad

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Noemí Jabois

Sidón (Líbano), 8 oct (EFE).- Los barcos pesqueros permanecen este martes amarrados en el muelle de la ciudad meridional libanesa de Sidón, después de que las fuerzas israelíes advirtieran anoche a todas la poblaciones costeras del río Awali para abajo contra ir a la playa o salir a navegar.

El portavoz del Ejército israelí Avichay Adraee se limitó a argumentar la amenaza en que "pronto operarán en el área marítima" contra el grupo chií libanés Hizbulá, sumiendo a los vecinos en la incertidumbre y despertando miedos a posibles desembarcos en las costas libanesas.

En Sidón, la localidad más al norte de la línea marcada por el Awali y unas de las ciudades más turísticas del Líbano antes del conflicto, un grupo de niños desafían la temperatura del mar para darse un chapuzón en la playa en pleno octubre mientras la ocasional pareja cruza el paseo marítimo.

La estampa dista mucho del bullicio que solía caracterizar esta zona marítima flanqueada por restaurantes especializados en pescado.

Desde el muelle de pescadores, los barcos no salieron hoy a la mar, confirman algunos hombres que se entretienen allí con sus cañas de pescar o simplemente matando el rato en tiempos en los que, para muchos, la rutina diaria ha quedado rota por el conflicto.

Uno de ellos explica que "no tenían idea" sobre los avisos lanzados anoche por el Ejército israelí, sino que cuando llegaron al muelle se enteraron de que la inteligencia militar libanesa había "prohibido" salir a pescar.

Aunque pueden decidir salir "bajo su propio riesgo", los pescadores locales han acordado entre ellos no elevar anclas este martes, explica a EFE uno de ellos, que prefiere mantener el anonimato.

Sidón, menos castigada por los ataques israelíes que otras localidades más al sur, ha recibido en las últimas dos semanas a un gran número de desplazados por la violencia israelí como Ali (nombre ficticio), que echa la mañana en el muelle tras haber dejado todo atrás.

"No hay dinero", lamenta, al explicar que tuvo que abandonar la tierra donde plantaba perejil y otras hierbas para vender, y tomar la difícil decisión de dejar libres a sus cuatro cabezas de ganado antes de huir a las carreras de una aldea más meridional.

Preguntado por las recientes amenazas de Israel contra la costa libanesa y por la posibilidad de que Sidón entre en el círculo de la violencia extrema, el desplazado afirma que prefiere regresar a su localidad de origen antes de plantearse tener que huir a un nuevo lugar más al norte.

Ahmed Mustafa también es desplazado, de Tiro, y se ha acercado al muelle de Sidón para pescar con sus dos hijos pequeños. Comenta que es solo una forma de entretenerse, mientras los niños observan con atención a los diminutos pececitos que nadan alrededor de sus cebos.

Le ayuda también a seguir conectado con la vida que dejó atrás en Tiro, donde se ganaba la vida pescando en su barco.

"En Sidón no puedo trabajar porque no tengo mi barco aquí", explicó.

Va abriendo en la galería de su móvil fotografías en las que posa con una presa especialmente preciada o a bordo del barco con su familia, recordando que hace unos 20 días que salió por última vez a la mar en una ciudad de la que muchos han huido desde entonces.

Ahora se tiene que hacer cargo de un alquiler y de dar de comer a su hijos sin un medio de vida, lamenta.

En el cercano paseo marítimo, Hisham Turki también relata otra historia de desplazamiento desde Tiro e indica que no tiene previsto huir más al norte, al menos por ahora.

"Me quedo aquí, no puedo moverme de un lugar a otro (...) Solo (me iré) si se complica la situación, ya que mi padre es un anciano y uno de mi familia es un joven discapacitado", concluye el desplazado. EFE

(foto)(vídeo)

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