Bruselas, 08 oct (EFE).- La migración volverá a estar, como suele ser habitual desde hace más de un año, en la agenda de la cumbre europea de los próximos 17 y 18 de octubre, donde los líderes de los Estados miembros de la UE tienen previsto pedir que aumenten y se aceleren los retornos de migrantes irregulares.
El asunto se abordará en el contexto del malestar causado por la decisión de Alemania de establecer nuevos controles en las fronteras con los países vecinos y del auge de las fuerzas de ultraderecha en el territorio comunitario.
El ministro de Asuntos Europeos de Hungría, János Bóka, cuyo país preside el Consejo de la UE este semestre, explicó este martes ante el pleno del Parlamento Europeo que se espera de los mandatarios de la Unión que celebren un "debate profundo" en la próxima cumbre para pasar revista a todo el enfoque migratorio de los Veintisiete.
Un borrador de conclusiones con vistas a esa reunión pide una acción decidida para aumentar y acelerar las devoluciones de migrantes irregulares y un nuevo enfoque común sobre esos retornos.
Menciona también la voluntad de garantizar un control efectivo de las fronteras terrestres y marítimas exteriores e insta a considerar nuevas formas de prevenir y contrarrestar la migración irregular, que respeten el derecho internacional.
Además, Austria y Países Bajos han planteado un documento no oficial, que respaldan otros 15 países del área Schengen (España no está entre ellos) para exigir un nuevo intento de revisar la Directiva europea sobre Retornos.
Según fuentes europeas, ese texto menciona el consenso entre los Estados miembros sobre la necesidad de facilitar y acelerar los retornos a través de un nuevo marco legal común, basado en una nueva propuesta de la Comisión Europea.
Con vistas a esa futura propuesta, el documento da una serie de ideas, incluido un cambio de paradigma en el proceso de retorno que imponga obligaciones y deberes al migrante y que permita sancionarle en caso de falta de cooperación.
Ese documento no oficial lo respaldan la República Checa, Alemania, Dinamarca, Grecia, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Suecia y Eslovaquia, además de Suiza y Noruega (que no están en la UE pero si en Schengen)
Hungría, con su gobierno ultranacionalista dirigido por Viktor Orbán, es uno de los países más críticos con la política migratoria de la UE y esta misma semana ha enviado una carta a la Comisión Europea para pedir formalmente quedar exenta de la legislación sobre migración de la Unión Europea (UE).
La petición no deja de ser simbólica por el momento ya que, como reconoce Hungría en la misma carta, firmada por el ministro Bóka, hace falta una modificación previa de los tratados de la UE para permitir tales excepciones.
Hungría ya manifestó su deseo de seguir el ejemplo de Países Bajos, que solicitó hace unas semanas desvincularse de las normas europeas, algo para lo que la Comisión Europea dijo que se requieren cambios legislativos a escala comunitaria.
Antes de la cumbre europea de octubre, los ministros de Interior de la UE abordarán la situación migratoria y los controles en el espacio Schengen en una reunión que celebrarán el 10 y 11 de este mes en Luxemburgo. EFE