La futura Comisión Europea desarrollará "un plan de acción industrial para la automoción"

La Comisión Europea se prepara para implementar un plan de acción industrial ante el estancamiento de las ventas de coches eléctricos, la creciente competencia china y la necesidad de una estrategia sostenible para el sector automotriz

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Estrasburgo (Francia), 8 oct (EFE).- La futura Comisión Europea elaborará un plan de acción industrial para la automoción, según anunció el Ejecutivo comunitario en un debate en la Eurocámara sobre un sector que sufre por la caída de las ventas de coches eléctricos y pide prórrogas en sus objetivos climáticos, mientras China aumenta su dominio en la electromovilidad.

"La próxima Comisión (...) va a desarrollar un plan de acción industrial para el sector de la automoción. Para ello necesitaremos una visión de conjunto de los plazos a medio y largo para este sector", dijo en el Parlamento Europeo el vicepresidente de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis.

Ese plan, agregó el letón, complementará al pacto industrial que también tiene previsto preparar el próximo Ejecutivo comunitario junto con los agentes sociales y que incluirá "una hoja de ruta para el empleo, teniendo en cuenta la necesidad de anticiparnos mejor".

Pero el vicepresidente comunitario se aferró a las líneas que han guiado la política económica de Bruselas, que pasan por "descarbonizar" el sistema productivo, "reducir las dependencias de la importación de combustibles fósiles (...), apostar por las tecnologías de cero neto y aumentar las inversiones".

La UE no puede quedar "a la zaga y perder su ventaja competitiva, ni tampoco podemos exponernos a tener vulnerabilidades estratégicas", agregó el responsable comunitario de Comercio, a cargo de los aranceles de hasta el 35,3 % impuestos a los coches eléctricos chinos.

"Las medidas de defensa del mercado no son para cerrar el mercado, sino para restaurar una competitividad justa", dijo el comisario letón, quien se conjuró para "mantener la base de producción en la UE, así como la soberanía tecnológica en las tecnologías verdes".

Fue la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), la que abrió el curso político señalando que "la tendencia continua de un estancamiento en la cuota de mercado de los automóviles eléctricos de batería envía una señal extremadamente preocupante para la industria".

ACEA denuncia que falta financiación, infraestructura de carga eléctrica y de hidrógeno, energía verde asequible, inventivos a la compra y suministros seguros de materias primas y baterías.

Basándose en La caída de las ventas de coches eléctricos en la UE en agosto del 43,9 %, esa plataforma alertó de las "crecientes preocupaciones sobre el cumplimiento de los objetivos" del reglamento que exige una reducción del 15 % en las emisiones de CO2 de coches y furgonetas desde 2025, con multas para las flotas que no cumplan.

Dombrovskis no se pronunció con claridad sobre la prórroga solicitada por los fabricantes, pero la patronal eléctrica comunitaria, Eurelectric, en cambio, sí ha hecho público que está en contra de una revisión anticipada del reglamento porque alentaría a los fabricantes "a retrasar la producción de modelos de vehículos eléctricos más pequeños y de menor precio, que esta ola de consumidores europeos necesita desesperadamente".

El debate parlamentario trascendió a la visión estratégica general de la UE sobre el sector del automóvil, con la principal fuerza política de la Eurocámara, el Partido Popular Europeo, cuestionando la ley que impedirá vender coches nuevos que emitan CO2 a partir de 2035.

"Esa prohibición para el motor de combustión para 2035 se tiene que levantar. La industria necesita señales de que retiramos estas decisiones erróneas", dijo el cristianodemócrata alemán Jens Gieseke.

Desde la bancada socialdemócrata, segunda fuerza política en la Eurocámara, consideran que la receta que propone el PPE es errónea y cortoplacista porque quienes "intentan hacer presión para reducir las normativas piensan en beneficios para hoy pero no para el futuro", dijo el neerlandés Mohammed Chahim.

"La solución pasa por mantener la ambición y hacer que el coche eléctrico vuelva a ser competitivo", por ejemplo, invirtiendo en una industria europea de las baterías, agrupar recursos y reducir las dependencias de terceros países, agregó.

Entre los grupos de la extrema derecha, la crítica trascendió a la agenda verde comunitaria.

"Mientras China y Estados Unidos pensaban en ser competitivos, en Bruselas sólo se pensaba en reducir las emisiones", dijo el italiano Paolo Borchia, del grupo Patriotas para Europa, quien agregó que "Europa está en estado de reanimación" y acusó tanto la Comisión Europea como "la mayoría del Parlamento Europeo" de haber sido "cómplices y complacientes" con la situación.

Por parte de los Conservadores y Reformistas Europeos (ERC), el polaco Daniel Onajtek aseguró que la automoción europea es "un sector sobre-regulado e infrafinanciado".

Entre los liberales, el francés Christophe Grudler reclamó una nueva estrategia automovilística en los primeros 100 días de la futura Comisión Europea que incluya una "fiscalidad favorable a la electricidad" y una respuesta firme a la competencia desleal internacional, mientras que su compatriota Pascal Canfin recordó que los fabricantes de coches obtuvieron "beneficios históricos el año pasado y en el primer semestre de este año".

Los Verdes pidieron "una Directiva de Transición Justa", dijo la diputada belga Sara Matthieu, mientras que el izquierdista belga Rudi Kennes reclamó que se obligue al sector a "fabricar vehículos eléctricos baratos". EFE

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