Rocío Muñoz Jiménez
Lisboa, 8 oct (EFE).- La casa de la cantante portuguesa Mísia (1955-2024), una de las fadistas más conocidas a nivel internacional, fallecida en julio pasado, va a convertirse en un espacio para la creación y se utilizará como residencia para artistas internacionales.
La Fundación Kees Eijrond (KEF), creada en los Países Bajos para el apoyo a la cultura y que cuenta con representación permanente en Portugal, ha comprado la que fuera vivienda de la intérprete y anunció este martes sus planes de transformarla en un espacio que mantenga su legado.
De padre portugués y madre española, Mísia, nacida en Oporto (Portugal), murió el pasado 27 de julio a los 69 años, tras sufrir cáncer durante largo tiempo.
Antes de fallecer, decidió que la fundación se quedara con su apartamento, situado en el primer piso de un edificio en pleno corazón del Bairro Alto lisboeta.
En un recorrido por el domicilio todavía se aprecian los olores que marcaron la existencia de la artista, como su perfume o el incienso que le gustaba encender.
En el suelo del pasillo están sus vinilos, donde hay títulos como 'Los claveles' de Ataúlfo Argenta, 'Un concierto de género chico' de Teresa Berganza o el álbum que Joan Manuel Serrat dedicó a la poesía de Antonio Machado.
La directora ejecutiva de KEF, Mirna Queiroz, explicó a EFE en una visita guiada que el objetivo de este proyecto es que fadistas, escritores o creadores de cualquier área de expresión artística puedan utilizar la residencia de Mísia para presentar sus obras. El fin último es promover el patrimonio cultural portugués.
Queiroz hizo hincapié en que el uso de este inmueble seguirá siendo residencial, ya que allí podrán alojarse los artistas, aunque también se organizarán pequeños eventos y visitas a la casa para contribuir a mantener vivo el recuerdo de su antigua dueña.
La primera de esas visitas se realizará el 18 de junio por el cumpleaños de la intérprete, pero aún no han pensado cómo se gestionará: "Tenemos que discutir una manera, no queremos comercializarlo. Será en torno a una actividad cultural que nos conecte con la obra de Mísia", dijo Queiroz.
La singularidad de la intérprete todavía impregna cada rincón de este apartamento de dos habitaciones, donde piezas de vajilla perfectamente alineadas se amontonan en el suelo forrado con alfombras geométricas.
"Aquí todo es muy vibrante, los libros de Mísia, los discos, los recuerdos de los países a los que viajó, su espíritu, todo es muy simbólico" detalló la directora ejecutiva de KEF.
En otra sala de la casa, dos sombreros de paja están posados sobre una mesa de madera frente a una ventana con un fular negro colgado, tal y como los dejó la fadista.
Sebastian Filgueiras, amigo de Mísia y uno de los tres herederos de su patrimonio porque ella no tenía familia, destacó en declaraciones a periodistas que lo interesante de esta iniciativa es descubrir de dónde sacaba la inspiración la cantante.
"Descubrimos tantas cosas, los libros que hay sobre moda, cine, fotografía -enumeró-, también sus grandes pasiones, como era la ciudad de Nápoles y todo su universo de grabaciones".
Filgueiras desveló que otras pertenencias de la cantante, como trajes -los más emblemáticos serán donados al Museo del Fado y otras galerías-, joyas o sombreros, serán subastados a principios de noviembre a petición de muchos de sus seguidores para que puedan tener algún recuerdo de ella.
Susana Maria Alfonso de Aguiar, conocida como Mísia, fue una de las fadistas más originales conocida por innovar en este género.
Durante su trayectoria profesional de más de tres décadas grabó una quincena de álbumes que van desde el fado, hasta los boleros y el tango, mezclando tendencias, culturas y sonidos, y llenó escenarios no solo en Portugal, sino también de España y Francia.EFE
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