La Comisión Europea ha pedido este martes que los ciudadanos residentes en la Unión Europea puedan contar con una versión digitalizada de sus documentos de identidad y pasaporte que sean reconocidos cuando se desplazan por el espacio sin fronteras Schengen, con el objeto de favorecer desplazamientos "más fluidos y seguros" al reducir la burocracia y facilitar los controles. Para ello, Bruselas plantea la necesidad de crear un marco común para el uso de credenciales de viaje electrónicas y el desarrollo de una 'aplicación' bautizada como 'EU Digital Travel' en la que el usuario pueda crear y almacenar esos documentos de viaje digitalizados, por ejemplo, en su teléfono móvil. La propuesta comunitaria deja claro que sería un sistema voluntario y gratuito que ofrezca una "copia digital" de los datos almacenados ya en el chip de los documentos de identidad o pasaporte, por ejemplo la fotografía del titular, pero no datos biométricos como la huella digital. Según datos del Ejecutivo comunitario, el pasado año se registraron cerca de 600 millones de cruces fronterizos dentro del espacio Schengen, en un contexto en el que los controles de documentación deben realizarse físicamente en los puntos fronterizos. Por ello, insisten los servicios comunitarios, contar con versiones digitalizadas de estos documentos permitiría agilizar enormemente tanto el paso de los ciudadanos como el control de los datos de estos viajeros. Sobre el desarrollo de la 'aplicación', Bruselas adelanta que permitirá verificar la autenticidad e integridad del documento de viaje y comparar la imagen facial del usuario con la fotografía almacenada en el chip del documento oficial. Además, el titular podrá recibir una copia digitalizada cuando reciba un nuevo pasaporte o carnet de identidad y podrá transmitir los datos a las autoridades fronterizas competentes por adelantado para facilitar los controles y recibir autorización de entrada antes de su llegada. En todo caso, antes de que esta propuesta pueda hacerse realidad es necesario que los Veintisiete y el Parlamento Europeo negocien la forma definitiva de la norma y adopte posteriormente su versión final.