Terapia para otro 'día de la marmota' en el Betis de Pellgrini

El Betis de Manuel Pellegrini enfrenta otra crisis tras su derrota en el derbi ante el Sevilla, acumulando tres derrotas consecutivas que aumentan la presión y las expectativas en el equipo

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Carlos del Barco

Sevilla (España), 7 oct (EFE).- La derrota de este domingo ante el Sevilla en el Ramón Sánchez Pizjuán (1-0) ha dejado anímicamente tocado al Betis de Manuel Pellegrini más allá del resultado, que no es poco, y lo aboca a un parón depresivo y áspero en el que el técnico chileno tendrá que hacer de terapeuta para recomponer expectativas y ánimos maltrechos.

Hay cánticos que lo definen como 'otro año igual' o diagnósticos psiquiátricos que lo hacen como 'déja vù', pero quizás nada lo haga mejor y más atinadamente que la expresión que ha pasado del cine a la calle, al lenguaje desde de la película 'Atrapado en el tiempo' en la que Bill Murray, como Phil Connors, vive lo mismo un día sí y otro también: el día de la marmota.

Había llegado el Betis al estadio sevillista tras una dolorosa derrota en Varsovia ante el Legia (1-0) en su estreno en la liguilla de la Liga Conferencia, más por el juego que por el resultado; y además, por producirse a escasos tres días de un derbi en el que el Betis reeditó defectos y esa melancolía con la que se suele enfrentar últimamente a la máxima rivalidad.

En esta temporada, además, las trayectorias de Sevilla y Betis se habían igualado conforme pasaban las jornadas, en las que el pesimismo pasó del bando sevillista al de los verdiblancos y ambos equipos están ya con los mismos doce puntos en la zona media de la tabla junto al Girona.

Una marcha de más, más allá de la asepsia matemática con la que Pellegrini disecciona los partidos, es la virtud añorada desde el bando bético a la hora de afrontar un partido que se le niega por sistema desde que lo ganó por última vez en 2018 (3-5), desde cuando el Sevilla ha vencido en ocho derbis y empatado dos.

La única alegría bética en este tiempo, y no menor, fue la eliminación del Sevilla en los octavos del final de la Copa del Rey de 2022 que finalmente ganó en los penaltis al Valencia en el estadio de La Cartuja.

"Un partido normal, ni bueno ni malo" fue el frío diagnóstico primero de Pellegrini de un duelo que, aún marcado por la polémica del penalty que lo decidió porque "cambió la tónica", en expresión del chileno, el Sevilla afrontó con el 'veneno' que suele y que tanto añora un beticismo en horas lánguidas.

Deja nuevamente en el lado bético de la ciudad el regusto acre de no haberlo jugado con la misma intensidad con que lo afronta la infantería verdiblanca, con ese 'carbón' que no viene en los manuales porque está en el ADN y, además, se trabaja en las largas tardes de ciudad deportiva y en las 'guerras' matinales de los domingos.

Es algo tan sutil que ese 'veneno' no es objetivable en la habitual jerga del fútbol en la que se enumeran ocasiones no marcadas, rendimientos individuales o superioridades por tramos de tiempo, que Pellegrini resumió tras el derbi con entonación de teorema: "uno siempre quiere encontrar a sus jugadores en su mejor nivel, pero sin duda en esta semana tanto en Europa como en el partido de hoy no hemos estado a la altura", dijo.

Para alcanzar esa altura, Pellegrini ha dado dos días de descanso a sus jugadores hasta el próximo miércoles, cuando empezará ya a preparar un tramo de partidos de exigencia que empezará en la reanudación liguera ante Osasuna en El Sadar y seguirá en Liga Conferencia frente al Kobenhavn danés y el Athlétic de Bilbao en San Mamés.

Además de los lesionados de larga duración, el lateral franco-senegalés Youssouf Sabaly, Isco Alarcón y el portugués William Carvalho, el técnico chileno cuenta con un nuevo contratiempo, el esguince de rodilla que sufrió en el derbi el brasileño Natan de Souza que está pendiente de las pruebas que se le practique.

Hasta el próximo partido en El Sadar, el Betis de Pellegrini tendrá que pasar el fielato de doce largos días en los que se tendrán que abstraer del 'sanedrín' de medios y redes sociales que, más allá de alambicados análisis tácticos, tienen el argumento del meteorólogo Connors, que vivía un día sí y otro también lo mismo cuando le sonaba el despertador al unísono de una marmota que salía de un árbol. EFE

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