Científicos han revelado claves sobre la evolución de rumiantes gracias a nuevos fósiles del 'Amphimoschus', un misterioso rumiante que vivió en Europa durante el Mioceno, hace entre 17,5 y 13,8 millones de años. En concreto, han reconstruido la anatomía y las relaciones de parentesco del 'Amphimoschus' y aportado información sobre la aparición de los apéndices craneales de los rumiantes. En la investigación, que ha sido publicada en el 'Journal of Systematic Palaeontology', han participado el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y las Universidades de Alcalá (UAH) y Zaragoza (UNIZAR). En ella se han utilizado fósiles de los yacimientos franceses de Artenay, Aerotrain y Thenay, prestados a los investigadores por el Museum Nationale d'Histoire Naturelle de París (Francia). Los restos analizados han permitido al equipo científico conocer por primera vez en 150 años el esqueleto postcraneal de este animal descrito en 1873 del que sólo se tenían restos fósiles craneales y dentales. Tal y como ha señalado CSIC, los resultados sugieren que este rumiante sin apéndices craneales ocupaba una posición evolutiva basal dentro del grupo de los cervoideos, es decir, los rumiantes más estrechamente cercanos a los ciervos modernos. Así, esta investigación desafía hipótesis previas bastante aceptadas que asociaban a 'Amphimoschus' con otros linajes dentro de los rumiantes. Además, según ha explicado el organismo, la anatomía de las patas de este rumiante apunta a que podría haber vivido en ambientes pantanosos o semiacuáticos porque se asemejan a las de algunas especies actuales, como los antílopes sitatunga africanos, adaptadas a este tipo de hábitats. Al igual que estos antílopes, 'Amphimoschus' tenía patas estilizadas con pezuñas alargadas y dedos muy largos que se abrían en ángulo, lo que le permitía desplazarse sin problema sobre los sustratos muy blandos y plásticos característicos de los ambientes pantanosos. A su vez, la investigación también ha permitido estimar el tamaño corporal de Amphimoschus, que habría pesado entre 36 y 47 kilos, algo más grande que un corzo actual, lo que lo sitúa entre los rumiantes de tamaño mediano de su época. Tal y como ha explicado el CSIC, este trabajo es un paso más en la comprensión de la evolución de los apéndices craneales en los rumiantes, "uno de los temas más complejos y candentes de la paleobiología de mamíferos". Por último, CSIC ha destacado que los proyectos PID2020-116220GB-I00 y PID2020-117289GB-I00, financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN) y la Agencia Estatal de Investigación (AEI), fueron claves para llevar a cabo esta investigación. Además, la Generalitat de Cataluña, a través del programa CERCA, y el Gobierno de Aragón, a través del grupo de investigación Extinción y Reconstrucción Paleoambiental, también contribuyeron al desarrollo del estudio.