Madrid, 7 oct (EFE).- Shani Louk fue asesinada hace un año por hombres armados de Hamás que mataron indiscriminadamente a cientos de jóvenes que participaban en un festival de música electrónica cerca de la frontera con la Franja de Gaza. Hoy, su padre, todavía asediado por el dolor de la pérdida, asegura a Efe que Israel libra una batalla entre el bien, que encarnaba su hija, y el mal que, para él, representa Hamás.
Cuando milicianos de Hamás irrumpieron en el festival Nova, Shani, su novio y un amigo intentaron escapar sin éxito. Su padre, Nissim, cuenta que la última vez que hablaron con ella, les dijo que estaba volviendo a Tel Aviv. Después, perdieron el contacto y la siguiente noticia que tuvieron fue la fotografía que se hizo viral en redes sociales de su hija tirada en la parte de atrás de un pick-up conducido por milicianos.
"Es muy difícil y muy doloroso para un padre ver ese tipo de imágenes de su hija con los hombres de Hamás alrededor, con sus armas", explica Nissim en una entrevista facilitada por la embajada de Israel en Madrid.
La familia pensaba que "a lo mejor estaba viva", porque, según dice, en la fotografía no se veía sangre. Pero tres semanas después, se halló un hueso de su cráneo que les confirmó que había sido asesinada el mismo 7 de octubre cuando trataba de huir.
Recuerda, además, que esa imagen de la joven circuló por las redes sociales junto a otras fotografías anteriores a su asesinato.
"El día después de que muriera, en todo el mundo se publicaron fotos de Shani en las portadas, de los medios por lo guapa que era, bailando... y también una fotografía pequeña de ella en ese pick-up y con una frase escrita: Mira esta joven europea guapa, mira lo que esta gente bárbara le ha hecho", dice.
Nissim insiste en lo duro que fue para él ver esas imágenes, pero subraya que son una advertencia para el mundo.
"Tienes que elegir, hay dos imágenes aquí (...), y tienes que elegir qué quieres ser. ¿Quieres ser el bien o quieres ser el mal. Quieres ser la luz o quieres ser la muerte?", dice.
Para Nissim, en la guerra que estalló tras el ataque de Hamás, en el que unas 1.200 personas murieron y otras 250 fueron secuestras, "si Israel cae, Occidente caerá, los cristianos caerán, debes saberlo".
Preguntado por las diferencias entre los familiares de los rehenes que apoyan al Gobierno y su ofensiva contra Gaza (que han causado la muerte de casi 42.000 personas) y quienes instan al fin de la guerra y a negociar con Hamás para liberar a los secuestrados que quedan con vida, Nissam se muestra en contra de hablar con "terroristas".
"Medio país piensa: salgamos de Gaza, pero la gente de Gaza y los terroristas dicen que volverán a hacer lo que hicieron (...) No quieren que haya un país llamado Israel", dice antes de hacer hincapié en su convencimiento de que si "Israel cae, el resto del mundo caerá".
Carmel Efron, amiga de Shani y que aquel 7 de octubre trabajaba en la taquilla del festival Nova, también cree que Israel y el mundo se enfrentan "con algo muy grande", a una lucha entre el bien, representado por Israel y el mal, encarnado por Hamás.
"Tenemos que estar unidos y hacer todo lo que podamos para cambiar esta realidad. Creo que el bien ganará al mal y que la luz vencerá a la oscuridad", dice Carmel a Efe, antes de subrayar que no cree en la guerra, porque en la guerra solo se pierde.
Aquel día huyó con los pies descalzos, vio gente morir que estaba con ella, perdió amigos, se escondió y se tapó con hojas para no ser vista por los milicianos, que mataron indistintamente a civiles y a militares, hasta que, finalmente, pudo regresar a Tel Aviv y reunirse con su hija de siete años.
Confiesa que aún no ha superado ese trauma y que, a veces, se siente culpable sólo por estar viva.
Al igual que Nissim, está convencida de que los palestinos son educados en el odio contra Israel, aunque cree que judíos, musulmanes y cristianos pueden vivir juntos y no pierde la esperanza de que se encuentre una solución, que a veces denomina "milagro".
"Como una persona que cree en el bien, siempre rezo por la paz, siempre rezo porque vivamos juntos", zanja. EFE
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