Jaime León
Teherán, 7 oct (EFE).- Muchos iraníes afrontan con “normalidad” las tensiones que vive el país ante un posible ataque israelí como represalia por el bombardeo del pasado martes, tras décadas de conflicto de Irán con Israel y Estados Unidos.
“Esto aquí es normal”, dice a EFE una joven mientras da sorbos a un capuchino en un moderno café boutique de la capital.
“Cada dos por tres ocurren cosas así, te acostumbras”, añade, y opina que las cosas se ven peor desde fuera, en países donde este tipo de tensiones no ocurren con frecuencia.
“Lo mejor es vivir el momento”, sostiene con una enorme sonrisa, mientras a su alrededor otras personas desayunan sin muestras de preocupación o estrés.
Una imagen muy alejada que la que ofreció el viernes el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, cuando con un fusil en la mano alabó el ataque contra Israel.
La postura de la joven es común en la capital iraní que vive a la espera de una posible represalia israelí por el ataque iraní con unos 180 misiles del martes.
El ataque de la Guardia Revolucionaria fue a su vez una represalia por los asesinatos del líder de la milicia libanesa Hizbulá, Hasán Nasrala, y un general iraní en Beirut, y del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en julio en Teherán.
Israel ha asegurado que responderá, a lo que diversas autoridades políticas y militares iraníes han dicho a su vez que replicarán con más fuerza.
Un cruce de ataques y amenazas que no tampoco parece atemorizar a Samira (nombre cambiado) que en la noche del martes, la del ataque, realizó una gran cena con familiares que habían venido de hecho de fuera del país.
“No te preocupes. Si Israel ataca no lo hará aquí, en el centro de Teherán, lo hará contra alguna base o algo así lejos”, dice esta vecina de la capital EFE.
“Siempre estamos así. Cada pocos años va a haber una guerra y después no ocurre”, explica.
Desde el martes, la vida en la capital ha sido normal, los parques llenos de familias, los cafés y restaurantes a rebosar de comensales o los colegios con niños, nada parece indicar las fuertes tensiones regionales con la guerra en Gaza y los ataques israelíes contra Líbano.
Aquí no hay búnkeres públicos, ni la población ha hecho aprovisionamiento de alimentos ni se han decretado alertas.
Y es que la enemistad de Irán con Israel y Estados Unidos han arrastrado la región a fuertes tensiones en diversas ocasiones.
Ocurrió en abril, tras el primer ataque directo iraní contra Israel, un bombardeo con cientos de misiles y drones que a pesar de su espectacularidad apenas causó daños.
Entonces, fuentes oficiales estadounidenses aseguraron al diario New York Times que Israel disparó un misil dirigido a su rival contra una base aérea, algo que Teherán negó y aseguró que fue solo un ataque con drones pequeños y que no provocaron daños en la provincia de Isfahán.
Es decir, tanto Teherán como Tel Aviv cantaron victoria y evitaron más enfrentamientos.
Ocurrió también en 2020 tras el asesinato de Qasem Soleimaní, exgeneral al frente de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), por parte de Estados Unidos en Irak.
Como respuesta, Irán atacó una base estadounidense en Irak, en lo que se interpretó como un gesto simbólico más que otra cosa.
Y desde 1979 abundan los ejemplos de momentos de gran tensión entre Irán y países occidentales.
Aún así, algunos iraníes muestran su preocupación.
“Después de los ocho años de guerra con Irak, nunca hemos estado tan cerca de una guerra que puede ser devastadora para el país”, cuenta a EFE Amir, un dentista de 54 años, que más que miedo a un ataque israelí se siente preocupado por las consecuencias.
A pesar de ello, Amir continúa con su vida normal, va a su trabajo, al gimnasio y sigue con su día a día.EFE
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