Adís Abeba, 7 oct (EFE).- El hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores de Etiopía, Taye Atskeselassie, fue elegido este lunes por las dos cámaras del Parlamento etíope como presidente del país en sustitución de Sahle-Work Zewde, quien se convirtió en 2018 en la primera mujer en ocupar una jefatura de Estado en África.
La elección de Taye con solo cinco abstenciones y ningún voto en contra fue una sorpresa para muchos etíopes, tras haber ejercido como ministro durante menos de un año, y se produjo el mismo día en que acabó el mandato de seis años de Sahle-Work para un cargo que no tiene un poder ejecutivo real, sino simbólico y ceremonial.
En su discurso tras tomar posesión del cargo, Taye afirmó que el Gobierno etíope está listo para mantener conversaciones de paz con cualquier fuerza rebelde que esté dispuesta a ello pero destacó que "es muy poco probable que el Gobierno sea paciente con las fuerzas que quieren imponer sus necesidades políticas por la fuerza".
Antes de formar parte del Gabinete de Gobierno, el nuevo presidente ejerció como embajador de su país ante las Naciones Unidas y en varias misiones diplomáticas durante más de una década.
Su antecesora, que acudió a la ceremonia de investidura para entregar el poder a Taye, también carga con una larga carrera diplomática a sus espaldas y fue, de hecho, la segunda mujer en ejercer como embajadora de su país.
Así, Sahle-Work, que tiene 74 años, lideró las embajadas de Etiopía en Senegal (cubriendo también Mali, Cabo Verde, Guinea-Bisáu, Gambia y Guinea-Conakri), Yibuti y Francia.
También ejerció como representante especial del secretario general de las Naciones Unidas y jefa de la oficina de la ONU ante la Unión Africana (UA), entre otros cargos.
Al ser elegida como presidenta, Sahle-Work declaró públicamente su intención de priorizar la paz en Etiopía durante su mandato pero, dos años después de su llegada al poder, una cruenta guerra (2020-2022) se desató en la región norteña de Tigré, mientras el conflicto ha seguido en las regiones de Oromía y Amhara.
Algunas de sus peticiones públicas para el fin de la guerra en Tigré no fueron del agrado del primer ministro etíope, Abiy Ahmed. EFE