50 años de los militares antifranquistas que conspiraron por la democracia en España

La Unión Militar Democrática surgió en 1974 como respuesta a la dictadura franquista; su lucha por la democracia implicó prisión y rechazo oficial, pero recetas de reconciliación y memoria histórica en el Ejército

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Magdalena Tsanis

Madrid, 6 oct (EFE).- Inspirados por la Revolución de los Claveles en Portugal, un grupo de militares antifranquistas fundó en 1974 una organización clandestina en el seno del Ejército español con el fin de democratizarlo. Cincuenta años después, la Unión Militar Democrática (UMD) sigue siendo una desconocida para gran parte de la sociedad.

Por ese motivo el coronel Xosé Fortes, uno de sus fundadores, ha publicado un libro, 'En la piel de los héroes' (Tusquets), que narra cómo un puñado de oficiales se sublevaron contra el último bastión de la dictadura y la represión. La aventura les costó un consejo de guerra, varios años en prisión y la expulsión del Ejército.

"Nosotros no queríamos dar un golpe, que era el vicio nacional en toda la edad contemporánea -dice Fortes a EFE-, pero el hecho de ver a los portugueses nos hizo pensar que algo se podía hacer y nos propusimos mojar la pólvora del Ejército franquista extendiendo la ideología democrática".

La asamblea fundacional de la UMD, con quince miembros, tuvo lugar en Barcelona el 31 de agosto y 1 de septiembre de 1974. Según Fortes llegaron a ser "entre 160 o 180 con todas las de la ley", aunque había "varios cientos más" que decían estar con ellos pero no poder jugársela.

Once meses después fueron detenidos nueve, incluido Fortes. El consejo de guerra, bajo la acusación de conspiración para la rebelión, se celebró el 8 de mayo de 1976.

Fortes recuerda que les llegó un mensaje de apoyo y afecto del rey Juan Carlos. "Estaba interesado en conocer nuestra actitud hacia la monarquía, le dijimos que eso no era cosa nuestra sino del pueblo español y creo que eso de no asegurarle el apoyo influyó en distanciarnos".

El oficial, reconvertido en profesor de instituto y director de una revista, también recuerda lo que le dijo el socialista Felipe González, quien luego presidió el Gobierno español, cuando se reunieron con él en la clandestinidad: "Si algún día triunfa la democracia en este país, tenemos que haceros un monumento".

Pero la democracia tardó años en rehabilitarles. Con la llegada al gobierno de Adolfo Suárez salieron de la cárcel, pero quedaron excluidos de la ley de amnistía de 1977.

"Los generales aceptaron amnistiar a miembros de ETA con delitos de sangre, cometidos en su mayor parte contra militares, pero no aceptaron nuestro ingreso, ser demócrata era mucho peor que asesinar a un general", afirma.

Fue en 1986 cuando, por mediación de Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno con González, llegó por fin esa amnistía.

Pero cuando el Ejército se vio obligado a readmitirles, les dejaron sin destino, lo que finalmente les forzó a abandonar.

Su plena rehabilitación llegó en 2009 gracias a la entonces ministra de Defensa, la socialista Carme Chacón, que les otorgó la Medalla al Mérito Militar.

Convirtió, recuerda Fortes, "un acto protocolario en un acto lleno de afecto". Después recibió "60 o 70 correos" de militares cabreados, algunos amenazando con devolver sus medallas.

Con todo, Fortes cree necesario recordar que la transición de la dictadura a la democracia se hizo del mejor modo posible: "Se hizo en aquellas circunstancias y con aquel Ejército que poco después dio un golpe", en 1981.

Del golpe fallido asegura que "estaba mucho más articulado de lo que creíamos", pero que "mucha gente se lo pensó cuando vio a un militar que no sabía ni hablar asaltando el Congreso a lo Pancho Villa".

A él por entonces lo tenían muy vigilado: "Hice gestiones para coger un barco de pesca e irme a Irlanda, porque si triunfaba aquello, nosotros íbamos a ser los primeros a los que detendrían", dice. EFE

(foto)

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