Sergio Robles
Acapulco (México), 3 oct (EFE).- Después de los estragos del huracán John, así como del devastador Otis, desde hace un año, las medidas preventivas han cambiado tanto para el sector turístico como para los habitantes de Acapulco, estado de Guerrero, sur de México, ya que tomado diversas acciones para resguardar y salvaguardar su patrimonio, así como grandes inversiones en equipos e infraestructura.
Es el caso de Fernando Robledo, gerente del hotel Playa Suites, quien asegura que después de Otis, han tenido que invertir 38 millones de pesos (1,96 millones de dólares) sobre todo en bombas, así como equipo contra incendios, otro anti huracanes bombas portátiles, dos plantas de luz y un plan de contingencia ante huracanes.
“Estamos preparados para las tormentas, el hotel está bien, nos preparamos bien, pusimos bombas suficientes, una barrera para que no se metiera el río que pasa cerca, nos preparamos muy bien, los clientes se la pasaron bien inclusive tuve clientes en pleno huracán John y vacacionaron toda la semana”, señaló en una entrevista.
El hotelero señaló que a pesar de todas las medidas preventivas que han tomado, el peor daño que tienen en estas últimas dos semanas, es la falta de turismo quienes han cancelado debido a los alertamientos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En ese sentido, Robledo explicó que el fin de semana pasado, de 500 habitaciones que tiene disponibles solo 20 cuartos tuvieron ocupados, mientras que para este fin de semana se espera la renta de 10 a 20 habitaciones, lo cual es mínimo para todos los gastos que tienen para cubrir la nómina.
“Después de Otis nos dimos cuenta que teníamos que invertir en prepararnos en una eventualidad como la de un huracán, la verdad es que nos cambió la vida Otis a todos, ahora estamos mucho más preparados”, detalló.
Aunque el puerto mexicano de Acapulco se preparaba para un nuevo ciclón cuando aún sufre los estragos del huracán John, que azotó apenas la semana pasada, dejando 18 víctimas en Guerrero, tres en Oaxaca y una Michoacán, la depresión tropical Once-E ha dejado lluvias intensas en la región pero ya se ha degradado a baja presión remanente y se espera se disipe el viernes en tierra.
En el caso del sector náutico también han tomado medidas preventivas para resguardar y conservar sus equipos de trabajo, lanchas, motos acuáticas, y los han sacado del mar y los resguardaron en pensiones privadas, sus domicilios o en parques públicos para seguirlos manteniendo.
El prestador de servicios náuticos, Arturo Pantoja Guatemala confirmó a EFE que después del huracán Otis, están operando con el 40 % de la flotilla de embarcaciones.
Mencionó que se prepararon desde mayo y junio, "cuando comienza la temporada de lluvias, solo en cada aviso de lluvias por tormentas o huracanes, es cuando vuelven a revisar todas las medidas preventivas".
Por su parte, el empresario restaurantero Jesús Zamora Cervantes dijo a EFE que en el caso de los negocios sobre la franja de arena, son diversas las medidas preventivas que toman, pero la más importante es liberar y no invadir los causes de los ríos o corrientes pluviales que hay sobre la zona federal marítima.
Tras el paso del huracán Otis, hace un año, y John, la semana pasada, los prestadores de servicios turísticos de Acapulco llamaron a los visitantes y turistas a que acudan al puerto porque ahora más que nunca es cuando los necesitan.
Pese a que ya no hay una nueva alerta por ciclón sobre Guerrero, la nubosidad remanente del sistema que está por disiparse se mantendrá el temporal de lluvias, con precipitaciones puntuales torrenciales (de 150 a 250 milímetros [mm]) en regiones de Guerrero, Oaxaca y Veracruz. EFE
(foto)(video)