Los candidatos verdes tratan de contener el avance ganadero en las municipales de Brasil

La lucha de Almir Suruí por la alcaldía en Cacoal destaca el desafío de los candidatos ambientalistas frente al empoderado sector agropecuario y un creciente número de incendios en la Amazonía

Guardar

Jon Martín Cullell

São Paulo, 4 oct (EFE).- Los candidatos ambientalistas de las elecciones municipales que se celebran este domingo en Brasil, una minoría, luchan por contener al pujante sector agropecuario con una defensa del desarrollo sustentable, en medio de una de las peores sequías en décadas.

La Amazonía brasileña, que ha registrado en lo que va de año un incremento anual del 74 % en el número de incendios, es desde hace años dominio de la derecha y del sector agropecuario, cuyos representantes políticos se añaden en los anuncios el apellido 'del Agro' o 'de la Pecuaria' para dejar claras sus simpatías.

Frente al auge de esa alianza, el cacique Almir Suruí busca ser el primer alcalde indígena de un municipio amenazado por la deforestación y los incendios con un discurso ambientalista, aunque intenta no asustar a los agricultores de los que depende su victoria.

Parece una batalla imposible. En Cacoal, en el estado de Rondonia, hablar de “desarrollo sostenible” es una rareza entre los candidatos. Lo normal es competir en promesas de kilómetros asfaltados.

“No es fácil, porque muchos piensan que los indígenas solo defendemos la selva y entorpecemos el desarrollo”, apunta él en entrevista telefónica con EFE.

Suruí, de 50 años, es uno de los 846 candidatos registrados en Vote por el Clima, una plataforma que busca impulsar la agenda verde en los comicios.

“Pocos candidatos en Brasil tienen propuestas concretas, con metas y medidas presupuestarias, y donde la industria agropecuaria implantó la agenda progresista tiene un espacio limitado”, señala a EFE Rodrigo Jesus, portavoz de Greenpeace, una de las organizaciones detrás de la plataforma.

Cuando nació Suruí, Cacoal era selva, pero la expansión del café y del ganado vacuno han transformado su paisaje hasta volverlo irreconocible.

Una línea del tiempo desde 1996 hasta la actualidad con imágenes satelitales muestra cómo la mancha verde oscura retrocede ante la multiplicación de pequeños rectángulos marrón claro. Solo resiste la reserva indígena de la que Suruí es líder.

Por si eso fuera poco, los incendios, en su práctica totalidad provocados por el hombre, han cubierto de humo el cielo de la región.

El cacique, que suele llevar penachos de plumas y collares coloridos, acusa a los opositores del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha endurecido el combate a la tala ilegal, de estar detrás de los fuegos, y pide más vigilancia.

Para ganar apoyos más allá de los 1.900 indígenas de su etnia, Suruí trata de convencer a agricultores y ganaderos de que la producción orgánica es rentable, y ha propuesto crear un sello de sustentabilidad para el café y la carne.

“Tenemos que hacerles ver que con nuestra política pueden ganar económicamente… Van a poder vender en el mercado internacional lo que produzcan de forma sustentable”.

Como ejemplo, el café orgánico cosechado en la aldea de Suruí se vende a 2.800 reales (unos 510 dólares o 470 euros) el saco de 60 kilos, el doble que el que se cultiva en el resto del municipio.

Pese a los esfuerzos, los favoritos son los rivales del cacique; dos candidatos que se pelean por ver quién es más de derechas y quién fue el primero en hacerse un selfi con el expresidente Jair Bolsonaro, durante cuyo mandato la tala ilegal se disparó.

Rodrigo Jesus, de Greenpeace, dice que para que los ambientalistas tengan más opciones de victoria los partidos tienen que convencerse de que esa agenda da votos y los candidatos, aprender a conversar con la gente de a pie.

“Muchos brasileños piensan que las inundaciones, la sequía son un castigo divino… Hay que hablar de forma menos técnica y académica para conseguir dialogar”.EFE

(foto)

Guardar