Un nuevo rescate del FMI sume a Pakistán en la incertidumbre por el temor a más recortes

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Amjad Ali

Islamabad, 3 oct (EFE).- La alegría por un rescate de 7.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ayudará a Pakistán a sortear la crisis económica que vive desde hace años, ha dado paso a una creciente incertidumbre en el país asiático por las estrictas reformas que acarreará el programa, como el recorte de empleos o una subida de impuestos.

El Gobierno de Pakistán anunció la semana pasada la obtención de este préstamo a 37 meses del FMI, el 25º rescate que recibe desde 1958, y que está inicialmente dirigido a aliviar la crisis que atraviesan los más de 240 millones de habitantes de esta nación del sur de Asia.

Pero la firma de este acuerdo, del que ya se liberaron los primeros 1.000 millones de dólares, ha venido acompañada de una serie de medidas impulsadas por el Gobierno para cumplir con las demandas del prestamista mundial que no han hecho más que elevar la presión sobre los ciudadanos.

"El préstamo proporcionará alivio al servicio de la deuda al Gobierno, pero será a costa de los pobres, ya que serán ellos quienes sufrirán la peor parte", dijo a EFE el ex ministro de Finanzas paquistaní, Miftah Ismail.

Una de las primeras decisiones en esta dirección fue el recorte de alrededor de 150.000 puestos de trabajo, además del cierre de seis ministerios y la fusión de otros dos, que anunció el Gobierno el pasado domingo.

Otras medidas que suelen seguir a los rescates del FMI incluyen la reducción del gasto público, el aumento de los impuestos, el gravamen de sectores no tradicionales como la agricultura y el sector inmobiliario, o la limitación de los subsidios, todas ellas nuevas cargas para una población ya muy aquejada por el incremento del coste de nivel de vida.

A esto se suma el plan de Islamabad de privatizar todas las empresas estatales, excepto las entidades más estratégicas, incluida la aerolínea estatal Pakistan International Airlines (PIA).

La inestabilidad política que atraviesa Pakistán, especialmente tras la destitución del ex primer ministro Imran Khan mediante una moción de censura en 2022, no hace más que dificultar la gestión de la crisis económica.

Los expertos señalan que alcanzar el consenso político en torno a las reformas económicas debe ser, por tanto, uno de los principales desafíos de Pakistán, de forma que se mantenga la misma línea independientemente de qué partido ostente el poder.

No obstante, las discrepancias continuas entre Gobierno y oposición hacen difícil pensar que esto vaya a suceder a corto plazo, con Khan en prisión desde hace más de un año y los opositores convocando repetidamente protestas para pedir su liberación y contra la situación de la economía.

 En este panorama, las reservas extranjeras de Pakistán en el banco central ascienden actualmente a 9.500 millones de dólares, que apenas son suficientes para cubrir poco más de dos meses de importaciones, según datos oficiales.

Aunque esta cifra supone un aumento considerable desde mayo de 2023, cuando cayeron a 3.000 millones de dólares y la inflación se disparó al 38%.

Según Ismail, esta situación límite "ha afectado al poder adquisitivo de la población", y se ha traducido especialmente en una pérdida del poder adquisitivo de las clases media y baja.

Pero este experto no cree que el panorama vaya a cambiar a corto plazo, y es que la postura generalizada entre los economistas es de que el préstamo de 7.000 millones de dólares está más enfocado a facilitar el pago de la deuda externa de Pakistán, que asciende a 100.000 millones en los próximos cuatro años, en lugar de a atajar el malestar de los paquistaníes.

De momento, el Gobierno del primer ministro Shehbaz Sharif ha anunciado que pretende ampliar la red impositiva incorporando los sectores agrícola, minorista y mayorista, así como obligar a todos los ciudadanos a declarar sus impuestos si quieren comprar propiedades o vehículos.

Esto se ha traducido en un aumento considerable del número de declarantes, informó el actual ministro de Finanzas, Muhammad Aurangzeb, que precisó que este año han registrado 732.000 nuevos contribuyentes, frente a los 300.000 contribuyentes primerizos del año pasado.

A cambio de su confianza, Sharif ha asegurado a los ciudadanos que este será el último préstamo que el país pedirá al FMI, lo que le permitiría recobrar su independencia económica.

Pakistán es el quinto mayor deudor del FMI después de Argentina, Egipto, Ucrania y Ecuador, según datos del FMI.

El país estuvo cerca de la suspensión de pagos el año pasado, pero obtuvo un breve respiro al alcanzar un préstamo de 3.000 millones de dólares del FMI.EFE

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